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Alentó entonces un suspiro
en el nocturno espejo, y no hubo más.
Tal vez seis, siete estrellas, y la luna,
no sé, tú eras todo mi cielo.
Nos deslumbró después la luz
y diste presurosa
en arrancar de cuajo un monumento
de látigos, una losa de sangre,
un agravio de esclavos. Tú eras todo mi cielo.
Luego hiciste el amor con el tendero
mientras acariciabas (hay que comer)
la cesta de la compra.
Alentó entonces un suspiro
en el nocturno espejo, y no hubo más.
Tal vez seis, siete estrellas, y la luna,
no sé, tú eras todo mi cielo.
Nos deslumbró después la luz
y diste presurosa
en arrancar de cuajo un monumento
de látigos, una losa de sangre,
un agravio de esclavos. Tú eras todo mi cielo.
Luego hiciste el amor con el tendero
mientras acariciabas (hay que comer)
la cesta de la compra.
24 comentarios:
Cuantos suspiros se pierden y cuantos cielos se derrumban cuando hay que encontrar maneras creativas de conseguir la cesta de la compra.
El primer parrafo lo podria decir uno de mis protas.
El tercero serias tu poniendole los pies en el suelo.
Duro pero bueno, debo andar por casa del Zuñi.
y bajo el cielo al suelo al del maldito euro...
jop
Besicos !!!
Difícil equilibrio entre la realidad y la poesía.
Besitos, me encantas.
Siempre me sorprendes, Zuñi.
Es que hay algunos tenderos que tienen una labia...
...Y bajas del Okimpo a la mas prosaica tienda del barrio, así, como si nada...
Genial.
Muxus
entre la luna y el cielo, afortunado el tendero y desdichado el compañero
bss
Llevo un rato intentando comentar y no lo conseguía, estos trastos.
Poema de contrastes, del paroxismo a lo prosaico (como dice Soco), ciertamente hay que comer...
Besazo.
El tendero conoció entonces la mejor de las frutas.
La primera estrofa es tan poética, que parece imposible caer en la tercera. Inequívocamente tuyo.
Tiempos malditos, Jose.
Besos eenormes.
Tus protas pueden decir, y dicen, cualquiera de estos versos, Jorge. Y lo de los pies en el suelo no sé, no sé.
Abrazo
Bueno, Luisa, habrá que conformarse, también los tenderos tienen derecho al cielo. Y espero que consiguiera buen género.
Bss
Siempre en la cuerda flohja, Virgi.
Bs
Eso, y el hambre que aprieta, Ana.
Bss
Con la que está cayendo es sencillo, Soco.
Muxus
Tal cual, Ana, y encima en versos.
Y bss
No sé, Paloma, también tiene su poesía eso de acariciar la cesta mientras tanto, no?
Bs
Sin duda, M.
Bs
Es que así es la vida, Isolda, llena de contrastes, cruda, con o sin poesía.
Bs
Esta también es una realidad mundial de la que no podemos quitar los ojos. Tu poema me parece genial.
Un abrazo.
Leo
PD. He intentado de ayer a hoy escribirte un comentario más o menos 10 veces, pero no he logrado que salga, espero lograrlo ahora.
Ahora sí, Leo. ¿Puede ser causa mía ese incordio de los comentarios? Ayer a Elvira le pasó algo parecido.
Abrazo
No Jose, no creo, a veces es culpa de Blogger, o de nosotros mismos, es cuestión - a veces - de Cookies y browser, pero ya, hoy he resuelto.
Abrazo.
Leo
La poesía y sus hacedores lo pueden abarcar todo, hasta la hiperinflación que nos acorrala.
Chapeau , Poeta
SIL
Este poema me ha gustado mucho, desde ese "y no hubo más", que me recuerda un encuentro nocturno en una novela de capa y espada (y ahora no caigo en qué exactamente, y fíjate que es famoso el fragmento), hasta la cesta de la compra del final pasando por el momento "sado" de la estrofa del medio. Son tres estrofas que lo contienen todo: suspiros bajo las estrellas, látigos y sangre; y tenderos con cesta de la compra. Todo es extrañamente armónico.
Abrazos.
En efecto, Rafael, cada una de las estrofas, bastante diversas en su estilo, habla de un clase distinta de amor, sereno uno, apasionado otro y, digamos, entregado el último.
En cuanto al "no hubo más", me recuerda más bien al célebre soneto de Cervantes:
"caló el chapeo, requirió la espada,
miró al soslayo, fuese y no hubo nada". No había caído.
Abrazo
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