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El perdido que es perdido,
por buscar a quien se pierde,
que se pierda, ¿qué se pierde?
Que se pierda, que os perdáis,
niño, cuando vos queréis,
pues por ganarme os perdéis
y tan cierto me ganáis.
Si el tiempo tan bien gastáis
en buscar a quien se pierde,
que se pierda, ¿qué se pierde?
¿Qué se pierde (bien mirado)
si ha recoger ha venido
al más ganado perdido,
al más perdido ganado?.
Quien tan bien anda ocupado
en buscar a quien se pierde,
que se pierda, ¿qué se pierde?
Alonso de Ledesma
Por mucho que tú lo digas
la leña que echas al fuego
no es de paz ni da sosiego.
Nos pusimos una copa
de buen vino, nos besamos,
después nos arrebatamos
y luego vino otra copa.
No nos quitamos la ropa:
la leña que echas al fuego
no es de paz ni da sosiego.
Tuvimos nuestro momento
que más bien fue un espejismo.
Hoy me río de mí mismo
al recordar tanto cuento
y vuelvo al triste lamento:
la leña que echas al fuego
no es de paz ni da sosiego.
Hoy, ya lejos de tu lado,
puedo decirte sin trabas
que tanta leña me dabas
que al final salí escaldado.
Te repito mi recado:
la leña que echas al fuego
no es de paz ni da sosiego.
José Luis Zúñiga
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En el más dentro hoy nos crujen
llamas que sin ser dan miedo
y requieren más que puedo.
Ya revientan los enjambres
de cansancios y ansiedad,
ya vuelven a ser verdad
todas nuestras rojas hambres.
Envuelves entre calambres
llamas que sin ser dan miedo
y requieren más que puedo.
El más dentro hoy todo agota,
abrasa destinos ciertos
que prenden ajados puertos
de más sangre y más derrota.
En más fuego lloro rota
llamas que sin ser dan miedo
y requieren más que puedo.
Luisa Navarrete
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En esta noche te digo:
por tu amor hubiera dado
lo que Dios me ha regalado.
Desde que te vi aquel día,
ridículo desconcierto
ante tu gesto despierto,
supe que por tí vivía
y por tus ojos moría;
por tu amor hubiera dado
lo que Dios me ha regalado.
Rompí a reír y a rezar,
que querer sin ser querido
mucho es para el que ha vivido
sin conseguir alcanzar
que tú me quieras amar;
por tu amor hubiera dado
lo que Dios me ha regalado.
Tanto deseé quererte
que pensé en un arrebato
que yo también te era grato;
pobre quien sueña con suerte
que al final le dará muerte;
por tu amor hubiera dado
lo que Dios me ha regalado.
Rafael Arenas
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Aunque reniegues el alma
cuando descansa la noche:
te donaré mi derroche.
Arranco el silencio al muro,
lo visto con mis entrañas,
me desnudo de magañas
de aromas muertos, impuro
en el rincón sin apuro
cuando descansa la noche:
te donaré mi derroche.
Allí, termino la espera;
allí, presiento como ardes;
allí pago mis alardes
e invento la primavera
aunque llegue el alba y muera
cuando descansa la noche:
te donaré mi derroche.
Y cuando suenen campanas
en el confín de este mundo,
cuando quede en el profundo
sendero de las mañanas
aunque no me queden ganas
cuando descanse la noche:
te donaré mi derroche.
Leo Licea
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Te tiento sin fin de lucro
a comerme sin piedad
cual turrón de Navidad.
Te colmarán de regalos
bajo estrellas de Belén,
y besos tendrás de a cien
quizás buenos, quizás malos,
te empujarán esos ralos,
a comerme sin piedad
cual turrón de Navidad.
Y aunque de dulces te tape
la ninfa de Nochebuena,
no sentirás boca plena
ni papila que se empape,
y cederás en derrape
a comerme sin piedad
cual turrón de Navidad.
Ni el mar azul va a salvarte
Poeta, del tentador
deseo devastador
de esta miel atiborrarte,
y ya no podrás negarte
a comerme sin piedad
cual turrón de Navidad.
Sil
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Tu tacto me ha conquistado
con su sabor palpitante
nada más quitarte el guante,
la caricia de tu mano
es lenguaje enardecido,
sin canon establecido
bautiza lo cotidiano
y me expropia de lo humano
con su sabor palpitante
nada más quitarte el guante,
es muy dulce esta agonía
que brota de mi garganta
creciendo como una planta,
dócil llanto de alegría
que decreta su amnistía
con su sabor palpitante
nada más quitarte el guante,
yo me rindo a la tormenta
con el corazón disperso
y no quiero otro universo
que una muerte roja y lenta
en nubes color magenta,
con su sabor palpitante
nada más quitarte el guante.
Paloma Corrales
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Y en esa noche de nieve
tuve cerca de mis brazos
tu fiel pecho hecho pedazos.
Nos bebimos lo que cabe
entre el cielo y la barbilla
y en la cama o en la silla
amarte es fácil y suave.
Y en esa noche tan grave
tuve cerca de mis brazos
tu fiel pecho hecho pedazos.
Sábanas blancas al tiempo
iguales a las montañas
háblame de las mañanas
son el mejor pasatiempo.
Y en esa noche de viento
tuve cerca de mis brazos
tu fiel pecho hecho pedazos.
Horacio Holiveira
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Un pastor sin sus ovejas
en el monte caminaba
por caminos en que andaba.
Por sus ojos le caía
mar de lágrimas mojadas
por perder alborotadas
las ovejas que tenía.
Desolado se sentía...
En el monte caminaba,
por caminos en que andaba.
Un amigo que pasaba,
dijo no se preocupara...
Si comida le faltara,
de la suya, él le daba.
Y su amigo le ayudaba,
en el monte, caminaba,
por caminos... en que andaba.
Juanjo Almeda
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Villancico: consta de un estribillo inicial, mudanza y verso de vuelta. Son todos versos de octosílabos o heptasílabos, encadenados de la siguiente manera: un estribillo de tres o cuatro versos, un pie que consta de mudanza (una redondilla), y dos o tres versos de enlace que riman con el estribillo. Su estructura suele ser: a-b-b (estribillo) // c-d-d-c (mudanza) // c-b-b (enlace, vuelta con dos últimos versos del estribillo). Composición que ha quedado a lo largo de las épocas como denominación de un canto de carácter religioso y navideño. Pero no nació así. Su carácter profano no debe olvidarse nunca.
¡Anímense!