domingo, 31 de mayo de 2009

somos muy raros, 2: cuarentena

Una cuenta atrás por los altavoces,
y las puertas se abrieron.
Alrededor de 280 personas
salieron del establecimiento
a las ocho y media
de la noche en punto.
En la maleta,
un certificado
que les declara
sanos.

"Estamos encantados. Me siento liberado.
Las últimas horas han sido muy duras
",
ha asegurado un empresario
barcelonés,
que quedó retenido
con dos clientes del País Vasco
y su socio indio,
y se fue a celebrar la liberación
en un restaurante español.

Los clientes,
aburridos y resignados,
han permanecido en
sus habitaciones,
ya que los espacios
comunes del hotel
estaban tomados
por los servicios médicos.

Leer, ver
la televisión,
jugar a las cartas,
trabajar con el ordenador o
navegar por Internet ha sido
la forma de matar el tiempo.
Algunos clientes han filmado
el día a día
y han colgado
los vídeos en Youtube.
Otros se han dedicado
a flirtear.

(Según el South China Morning Post,
se han formado dos parejas
durante el encierro.
El diario también afirma
que entre los retenidos se encontraba
una prostituta que ha tenido
que pasar la semana
en la habitación de su supuesto cliente,
porque la dirección del Metropark
se negó a darle otro cuarto).

En previsión de disturbios,
ha habido policías
en el interior
del establecimiento
las 24 horas del día,
protegidos con monos
blancos,
con la funda de la pistola
vacía,
pero a la vista.

sábado, 30 de mayo de 2009

somos muy raros, 1: cambia el clima

El frente de la placa helada Wilkins,
en la Península Antártica,
está empezando a desintegrarse
desgajándose en icebergs.
Los científicos lo han observado
con satélites.

El puente de hielo era
una barrera que contenía
esa zona de placa Wilkins
y tras su colapso, las grietas
que se habían formado en el hielo
se han agrandado, al tiempo
que se han formado otras nuevas.

viernes, 29 de mayo de 2009

ni más ni menos: más

(Sigo...)

II

Ahora recuerdo sus nombres.
Algunas veces nos vemos
y hasta preguntan por mí,
que es algo que reconforta.
De todo aquello aprendí,
por lo demás, lo que importa:
aprendí a no echar raíces
y a disfrutar cada día
como si fuera un segundo
tras otro, que es lo que es.

Esto es lo que me ha quedado
en el catón de mi vida,
el sencillo argumentario
que me aplico al despertarme
sin saber si es bueno o malo,
sin siquiera preguntármelo
porque no importa, es lo único
que en verdad es importante,
no me importa a dónde voy,
dónde estoy ni lo que soy:

no encontrar ningún destino
ni buscarlo, no indagar,
no acomodarse, borrar
las direcciones postales,
no pararse en ningún sitio,
no establecer domicilio,
vivir por amor al arte,
amar por amor al miedo,
andar y andar sin buscar
oficio ni beneficio,
calentarse con astillas,
refrescarse en una poza,
invernar sin un abrigo,
enfangarse hasta los tuétanos,
no tener factura alguna
que pagar, ser egoísta
sin llegar a ser ególatra,
no cubrirse las espaldas,

nadar sin guardar la ropa,
hacerse el muerto, dejar
que te lleve la corriente,
flotar, nunca empecinarse
en nadar hasta la orilla,
no tener ninguna parte
a que llegar, no viajar
con maletas ni billetes…
No es imposible, se puede
vivir porque sí, a destiempo,
y morirse cuando toque
morir. Eso es lo que quiero
por querer algo, tampoco
se me va la vida en ello.

jueves, 28 de mayo de 2009

ni más ni menos

I

Hacerse el muerto, dejar
que te lleve la corriente,
flotar, nunca empecinarse
en nadar contra las olas,
no tener ninguna parte
a que llegar, no viajar
con maletas ni billetes…

Eran entonces las tardes
negras como el agujero
de un pozo. Todo mi empeño
estribaba en conseguir
lo que fuera, no importaba
salud, dinero o amor,
todo lo daba por bueno
si era un buen conseguidor.
Era un puro desatino,
era un estado de alarma
continuo, una desmesura
compulsiva, una tortura,
una salvaje carrera
por llegar no sé bien dónde,
lo importante era llegar
y a ser posible el primero.

Acabé llegando, sí:
acabé en un manicomio
donde me daban pastillas
para dormir y otras hierbas
que convirtieron mis tardes
en algo un poco más gris
pero mucho menos negras.
No recordaba, recuerdo,
haber sido tan feliz
nunca. Cuando me soltaron
empecé mi nueva vida.

Fueron, aquéllas, jornadas
apacibles, amistosas
conmigo mismo. Yo estaba
cada tarde en una nube
y cada noche en un sueño.
Aprendí a perder el tiempo,
y a ganarlo, me sentía
como un niño con zapatos
nuevos. Fue por aquel tiempo
cuando empecé a hacer canciones,
a fumar en pipas de agua,
a rescatar mis neuronas
olvidadas, a tener
bueno amigos, que entonces
eran algo diferentes
a lo que fueron después:
era gente como yo,
era gente sin apaños,
sin atajos, sin derrotas
aunque siempre derrotados.

Pero no hay dicha que cien
años duren, dicen, y eso,
eso también lo probé.
Las rosas fueron espadas.
De la noche a la mañana
tornaron todas las tornas,
tronaron todos los truenos,
durmieron todos los sueños,
se aguaron todas las copas,
se afilaron los puñales,
se avinagraron los cánticos,
se esfumaron los amigos
con los que tanto soñaba.
Y supe que era un ensueño
lo de vivir por vivir.


(mañana sigo...)

miércoles, 27 de mayo de 2009

siente la hoguera de unos labios

De regreso hacia la morada
en que aguarda la mesa puesta
para el almuerzo solitario
se detiene al cruzar el parque
junto al arroyo. La mañana
ha pasado como un ensalmo.
Se arrebata bajo las ramas,
siente la hoguera de unos labios
sobre sus labios antes fríos
y que ahora brillan con fulgor.
Nadie la espera, se ha hecho tarde:
cruza la puerta de su casa
escabulléndose. Las nubes
van cargadas de muertes blandas.
Tiembla la llama de sus labios.

Se adentra a ciegas en el túnel,
noche oscura del alma.

martes, 26 de mayo de 2009

a la sombra de los castaños

En el cielo los cirros suaves:
eran día de trigos altos,
manzanas verdes, miel y nata
fresca con pan por las mañanas
a la sombra de los castaños.
En los encuentros ardorosos
de cada tarde, los relámpagos
penetraban en lo más hondo
de unos cuerpos adolescentes
que eran todo placer. Se mueve
con lentitud extrema, vuelve
su vista hacia la cama, cierra
la puerta, ya comienza un día
tan gris, tan triste como todos.
Su mirada se empapa en lluvias.

lunes, 25 de mayo de 2009

tras el fragor de la tormenta

Mientras deja correr el agua
sobre su piel estremecida
siente el frescor de la mañana
que ha amanecido azul, tan limpia,
tras el fragor de la tormenta
de la pasada noche. Piensa
en las imágenes de un sueño
que no consigue recordar.
Él dormita sin decidirse
a abandonar el tibio lecho
cuando vuelve el pastor dulcísimo
y ella con él tras la maleza
abandonándose al abrazo.
Ahora lo sabe: no fue un sueño.
Pasó al fragor de la tormenta.

domingo, 24 de mayo de 2009

cuando apaga la luz espera

Cuando apaga la luz espera
un momento antes de dormirse
mientras arrecia la tormenta
y retornan los torpes miedos
de su lejana adolescencia
en aquella casona antigua
donde pasaba los veranos.
Se arrebuja bajo una manta
recién sacada del armario
que huele a lluvia y alcanfor.
Está corriendo por un prado
tras un pastor que vierte mieles
dulces que caen sobre sus labios.
Y ya cierra los ojos. Sueña.
Su piel se empapa de sudor.

sábado, 23 de mayo de 2009

artesa de tus lágrimas

No te tragues el llanto.
No te guardes las lágrimas.
Sólo alguna, si acaso,
para cuando no tengas.


Esas lágrimas huérfanas
las acopio con mimo:
son el mar de mis ojos,
la sal que me alimenta,
el faro de mis noches,
el latir de mis velas,
la luz de mis naufragios,
mis cantos de sirena.


No te tragues las lágrimas,
no te escondas el llanto.
Desborda sin pudores
los diques de tus ojos.


Me gustan tus pupilas
anegadas en mares.
En ellas me sumerjo
y doy pequeños, suaves
sorbos que paladeo,
alfajor en mis labios,
siempreviva que anida
en mi aliento cansado.


No te tragues el llanto.
No te guardes las lágrimas.
Si acaso, algunas pocas
por si te hicieran falta.


Esas lágrimas tuyas.
El resquicio que tengo
para seguir viviendo,
las pequeñas lagunas
de tu pena perdida
en que a veces me baño,
las lágrimas que guardo
con temblor de avaricia.

Mis manos son artesa
rebosante de lágrimas
que no me son ajenas:
me bebo lo que lloras.

Eres mi manantial inagotable
y yo te quiero tanto que no puedo
más que hacerte llorar.

viernes, 22 de mayo de 2009

brotes verdes

…con las lluvias de abril y el sol de mayo,
algunas hojas verde le han salido.



Brotes verdes. Lo leo en los periódicos.
Brotes verdes se atisban en el páramo
agostado de la crisis sistémica,
dicen.
El índice Dow Jones está que trina
y el Ibex 35 se airea a su manera
con amplios movimientos laterales.
Ahora. Precisamente ahora.
En primavera.
Se arriman mis recuerdos
al olmo centenario,
al árbol que el poeta vio florecer un día
en otras primaveras ya lejanas
y que duerme tan cerca
del cementerio que enterró sus sueños.

No son trinos que trinen dulces pájaros
ni jóvenes alegres
frescas, voluptuosas, las que airean
de lado a lado sus caderas:
son cuervos. Son rapaces. Son arañas
que atrapan en sus redes hasta nuestras palabras.
Siento como una afrenta el latrocinio,
hay que ponerse manos a la obra
de levantar un muro, una alambrada,
que deje arrinconados para siempre
jamás de los jamases
a quienes lo perpetran.

Se llevaron
casi todo lo nuestro,
que nos dejen
en paz con nuestros versos.
En su boca
esas palabras hieden,
son las nuestras,
esas palabras que hablan
de las lluvias
de abril y el sol de mayo.

Ellos, que hagan sus cuentas.

jueves, 21 de mayo de 2009

el pozo

Son muchos hombres un pequeño algibe
donde si tienes sed hundes la mano:
a veces te refresca, y tú te alegras.
Pero otras veces, ay, tus manos quedan
en el fondo del pozo para siempre,
esquilmadas de ti.
El pozo se las traga; y ya no sabes
qué hacer ante lo oscuro.

miércoles, 20 de mayo de 2009

sirena varada en autopista

Soy como un pez: boqueo
si me sacan del agua.
Y me paso la vida boqueando,
porque hay muy mala gente
que se empeña en llevarme hacia la orilla
y hacerme el boca a boca aunque no venga a cuento.

Como pez en el agua, así me siento
cuando no tengo a nadie que me bese.
Sólo me encuentro a gusto entre sirenas
de mar o de ambulancias.

martes, 19 de mayo de 2009

de aquí a la eternidad

Te juré amor eterno, y eso es algo
difícil de cumplir.
Hasta aquí hemos llegado
juntos: hasta la muerte,
juntos en la salud
y en la enfermedad hasta
que alguna muerte nos separe.
Después,
ya no hay eternidad que valga.
Y ha llegado el momento, me ha llegado,
así que me despido antes de que te ahogues
en un baño de lágrimas.
En cuanto a mis cenizas, no las guardes,
échalas por el váter.
Y no olvides tirar de la cadena.

lunes, 18 de mayo de 2009

más silencio

Hoy callo en homenaje a Benedetti, y utilizo los versos de otro grande.


ME QUEDA LA PALABRA

Si he perdido la vida, el tiempo, todo
lo que tiré, como un anillo, al agua,
si he perdido la voz en la maleza,
me queda la palabra.

Si he sufrido la sed, el hambre, todo
lo que era mío y resultó ser nada,
si he segado las sombras en silencio,
me queda la palabra.

Si abrí los labios para ver el rostro
puro y terrible de mi patria,
si abrí los labios hasta
desgarrármelos,
me queda la palabra.

Blas de Otero

domingo, 17 de mayo de 2009

inventario

Tengo una muñeca
vestida de verde.

Tengo dos palabras:
empeño y derrota.

Tengo tres quehaceres;
Ir. Llegar. Volver.

Tengo cuatro esquinas:
tú, yo, tuya, mía.

Tengo cinco reyes
y un as en la manga.

Tengo seis heridas:
lunes martes miércoles
jueves viernes sábado.
El domingo, tú.

Tengo una muñeca
vestida de azul.

sábado, 16 de mayo de 2009

mientras escucho a Mozart

Mientras escucho a Mozart te imagino
Penélope tejiendo y destejiendo,
trajinando los sueños, convirtiendo
sin aparente esfuerzo el agua en vino.

Mientras escucho a Mozart te imagino
sacando brillo al viento, revolviendo,
acariciando sombras, padeciendo
en las sartenes negras tu destino.

Es la pequeña música nocturna,
como la vida frágil que te pido
en esta tarde gris y taciturna.

Mozart es todo el mundo que he tenido:
sólo tú y él sois lo que tengo ahora,
cuando se acerca el tiempo del olvido.

viernes, 15 de mayo de 2009

deshonra

He perdido mi honor
(lo poco de honorable que tenía)
como se pierde la virginidad:
con alegría.

Es cierto que lucía mis galones
con gallardía impropia de mi edad
por saraos y salones, caballero
de mano en la bragueta y puño en pecho.

Ahora,
ya irremediable lo del honor perdido,
me siento otra persona, liviana, casquivana,
libidinosa, torticera y franca.
He perdido el honor y he ganado la vida,
con tan pesada carga antes todo era triste.

Ahora,
que ya me dan por deshonrado todos,
yo me doy al alcohol y a las mujeres
y estoy de buen humor mañana, tarde y noche.

Qué aburrido es ser virgen.

jueves, 14 de mayo de 2009

soy otro

No sé si darle pábulo
a lo que voy oyendo por ahí:
que te acuestas conmigo,
no con otro.

Te lo digo
porque creo que no te has enterado:
yo soy otro,
no sé con quién me la darás si es cierto
que te acuestas conmigo.

miércoles, 13 de mayo de 2009

vía muerta

Tú lo encadenas todo
y luego todo lo desencadenas.
Así son tus ausencias: eslabones
de material ignífugo,
llama esculpida en lágrimas,
ojos que nada buscan
y sólo encuentran cielo.
Un tren de cercanías
se eterniza en tu cuerpo,
un tren que pasa, pasa
y pasa
y nunca se detiene.

Dónde,
dímelo tú, en qué estación perdida
de entre tanta estación que va pasando,
me encontraré contigo.
No hace mucho soñaba con andenes,
ahora ya no es un sueño,
vivo,
carne de tren, sobre las vías muertas
de cualquier estación. Nuestra estación,
la tuya. Encadenado.

martes, 12 de mayo de 2009

silencio

E
L

SITIO

D
E

M
I

RECREO

lunes, 11 de mayo de 2009

viaje al centro

Bajemos juntos al túnel
dame la mano y vayamos
hacia el centro de la tierra
hacia el andén de la línea
del metro que nos adentre
en las bocas más oscuras
vayamos juntos no quiero
que te me pierdas ahora
en plena pena conmigo
quiero que viajes que duermas
en los vagones más sucios
esta fiesta se ha acabado
tampoco estoy muy seguro
de que haya empezado nunca
pero sí que suena el saxo
ese saxo que nos rompe
lo poco que no está roto
nos rompe el alma ese timbre
que sale de unas entrañas
amargas como cilantro
aguadas están las copas
los músicos tienen aire
de marcianos abducidos
se aburren con sus acordes
dame la mano vayamos
adonde el humo se esfume
adonde no llegue el llanto
ronco del saxo embriagado
vamos al vagón del metro
junto a las putas de hielo
junto al que vomita o llora
junto al traje gris que empieza
su jornada lamentable
y no sabe de tristeza
porque ya tiene bastante
vámonos ya está de más
se ha terminado esta noche
nuestra noche es más oscura
y tenemos que apurarla
como nadie como nunca
juntos vayámonos juntos
contigo lo dejo todo
escapar rabias adentro
a dentelladas salvajes
de esta jaula de leones
abandonar la jauría
adentrarnos en el bosque
perdernos en el infierno
abrasarnos en la llama
no tengas miedo aún es tiempo
de volver a donde nunca
de salir de donde nunca
de querernos como nunca
de nada nos han servido
tantas madrugadas limpias
ven ensúciate conmigo
vayamos juntos bajemos
las escaleras mecánicas,
vayamos juntos al centro
de la noche o de la tierra.

domingo, 10 de mayo de 2009

ventanas, 13

Llueve. Dormita.
En los cristales turbios,
lluvia. Domingo.

sábado, 9 de mayo de 2009

despojamiento

Rompe en mí.
Rómpeme,
que me arrastre tu furia
lejos, hacia otros mares,
hacia la luz ambigua
donde yacen
los que fueron mis muertos.
Sí, roca fui.
Ahora ya no soy más
que tierra movediza.

Rompe en mí,
mi mar mío,
llévame entre tus olas
adentro, mar adentro,
donde esperan
mis náufragos perdidos.

Rompe en mí,
rómpeme,
hazme entero pedazos,
pedacitos
de pez descongelado.
Haz de mí lo que quieras,
oh mar, mar,
sálvame.

viernes, 8 de mayo de 2009

hoja en blanco

Tendré que verme contigo
un día de estos y hablar.
Hablar de qué.
De mirarnos.
Y qué veremos.
No sé.

Fueron pasando los días
y nunca la volvió a ver.

jueves, 7 de mayo de 2009

horóscopo

Tuvo niños efímeros, etéreos,
hijos que rebosaban vida propia.
Él nunca supo desvelar la niebla
de sus adolescentes hermetismos,
eran sus hijos, daba por sentado
que más o menos fueran como él.
Pero la vida viene como viene
y así se fue la vida de sus hijos
sin que el hombre llegara a darse cuenta.

Si supieron qué hacer con su futuro
lo saben las estrellas, no el poeta.

miércoles, 6 de mayo de 2009

en el parque

Que llueva que llueva,
la Virgen de la Cueva…


Corre un niño
descalzo por la hierba,
sube al columpio, lleva
toda luz del mundo en su mirada
limpia, confiada.
Un perro mueve el rabo
alegremente,
dos abuelas
tejen y tejen sin parar.
Miro hacia atrás:
el columpio me eleva
hacia la luz perdida
del jardín de mi infancia.

Que sí, que no,
que caiga un chaparrón…

martes, 5 de mayo de 2009

ventanas, 12

Hoy cumplí años.
Mis nietos y mis choznos
lo festejaron.

lunes, 4 de mayo de 2009

el patio del colegio

Era todo muy triste, eso lo supe luego.

Íbamos al colegio con aquellos
pantalones tan cortos y una prenda algo extraña
con forma de corbata que se ataba
con una goma elástica. En el patio, el recreo
era un parque temático pero sin luz eléctrica.
Bailábamos peonzas, jugábamos al clavo,
a carreras de chapas que entonces cotizaban
tanto o más que un cincuentín de oro,
a veces al pañuelo, siempre al futbol
con balones de trapo, cada vez con un líder
por bando que era el rey de la fiesta.
Llovía sin parar, todos los días,
una lluvia tenaz, torpe, liviana,
que empapaba la ropa, los chalecos de lana
que mi madre tejía con orgullo de madre.

Todo era triste entonces, pero yo lo ignoraba,
yo era un niño feliz a pesar de los curas.
Era normal que cada invierno dieran
la vuelta a los abrigos, y cada primavera
una modista gorda, muy risueña
y con muslos morbosos a mis tiernas miradas
cambiara a las camisas los cuellos y los puños
desgastados. Los amigos
–ya nos vamos muriendo– eran algo intocable,
para toda la vida. En el cine estrenaban
una película cada dos o tres meses.
Y odiábamos la copla. Más que nada
porque no era sencillo odiar en aquel tiempo:
el odio era pecado y, aunque tampoco eso lo sabía,
te podía costar serios disgustos y algún año de cárcel.

Todo era triste, pero yo me alegraba
los días de mi santo, cuando me regalaban
un libro de Salgari o de Guillermo Brown,
cuando se iba la luz y buscábamos velas,
cuando apagaba velas en los cumpleaños
y me daba un festín de ensaladilla rusa y pollo asado
y una tarta de hojaldre recién hecha en el horno
del obrador cercano. Me alegraba
con cualquier tontería, y aún recuerdo
que me reía mucho, sin ton ni son a veces.
Tenía una guitarra pequeñita y, escondido,
cantaba a las visitas antes de irme a dormir.

Todo era triste, eso lo supe luego.
Todo era triste entonces y sigue siendo triste,
lo malo es que ahora sé lo que antes no sabía
y siento un malestar tripas adentro
cuando pienso los tiempos felices de mi infancia.
No puedo ser feliz. No quiero
haber sido feliz. Sigue lloviendo
y ahora el agua me cala hasta los huesos.
No tengo en la cabeza más que muertes
de efectos especiales,
algunos muertos vivos y una cierta, muy cierta
sensación de vacío. Muchas veces
me despierto en la noche envuelto en nieblas
de traición o de olvido. Me tomo dos pastillas
y consigo dormir, mañana vuelvo
al patio del colegio, allí están todos.

domingo, 3 de mayo de 2009

se acerca el ocaso

El cielo azul anuncia primaveras
pero llueve de otoño
y tengo infiernos en mi corazón.
Lo del cambio climático va a ser cosa
de tomárselo en serio:
se me perdió el verano en pleno agosto,
en mi casa de campo
me envuelvo en mantas y acumulo leña
junto a la chimenea.
Tan próximas, tan cerca, las luces del ocaso
van cargadas de pájaros que vuelan
hacia el refugio de una rama cálida,
hacia la noche, alguno.
Y siento que anochecen todas las estaciones.

sábado, 2 de mayo de 2009

paisaje interior

En el pueblo dos calles.
En la calle primera
una esquina y dos cables;
dos cables y un esquina
en la segunda calle.
En la esquina un bordillo,
en el bordillo, nadie.

Siempre la misma esquina.
Un perro se pasea
por la acera de enfrente,
la que no tiene esquinas,
la que no tiene gente.
Un perro solitario
rumbo a ninguna parte.

Es un pueblo perdido.
Es mi pueblo: prefiero
que no tenga habitantes
ni huellas ni recuerdos
ni un solo escaparate.
Tampoco un cementerio:
yo no voy a enterrarme.

Levanta polvo el viento.
Arrastra muerte el aire.
No sale en ningún mapa,
mi pueblo se ha perdido
en la tierra de nadie.
Por mucho que me busque
nunca podré encontrarme.

viernes, 1 de mayo de 2009

parda la luz de abril

Eran tres los amigos
y aquella tarde no fueron al colegio.
Cogieron sus patines,
se fueron patinando a los chalets de afuera.
Por suerte para ellos no llovía
y pudieron sentirse enteramente libres.
De repente, un estruendo. Mira
hacia atrás el más ágil de todos:
un muro ha sepultado a su mejor amigo.

Fue la primera vez que me miró la muerte
cara a cara. Tenía doce años, ni una lágrima
se me vino a los ojos. La primera
que pisé un hospital, que vi ataúdes,
la primera que supe que los padres lloraban.
Yo no lloré. Negué,
simplemente negué que hubiera muerte.

Hoy todavía,
cuando ya me han pasado tantos muertos,
aún lo sigo negando, tanto siento
su aliento en mi costado cada día.
Aunque ahora sí que lloro.
Han sido muchas muertes, demasiadas,
y yo sigo viviendo. Mi agonía
es tener que fingir que estoy alegre,
qué menos puedo hacer por los que tanto fueron.

Es abril, entonces era invierno.
Me da igual, hoy sí llueve
y la luz de la tarde
es más parda que nunca. Suaves lluvias
me nublan la mirada.