No soy un general, nunca haré historia.
Sólo soy un soldado, y vivo en ella:
agacho la cabeza en las trincheras,
se me incrusta en la carne la metralla.
Mis batallas las llevo a mis espaldas
en las bocas del Metro o en los buses
que atrapo por los pelos cada noche
cuando sé que no hay más, que ya es el último.
Mis batallas las libro a dentelladas
en las zanjas que excavan, o que ordenan
excavar quienes pueden, los que ganan
todas las guerras: ellos, los que mandan.
Hoy, que tanto se escribe de la muerte
de la poesía o las ideologías
(hasta la historia ha muerto, según dicen),
callo y escucho. Soy tan ignorante
que no acierto a salir del laberinto
ni a mandar batallones al combate.
No soy un general, aunque he curtido
mi cuerpo en mil batallas. Y hasta tengo
el mando de la tele y de las plazas
que aún quedan por ahí.
"Lo que queda"http://jlzuni.blogspot.com/