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Doña Inés.
Fantasmas, desvaneceos;
su fe nos salva ...; volveos
a vuestros sepulcros, pues.
La voluntad de Dios es;
de mi alma con la amargura
purifiqué un alma impura,
y Dios concedió a mi afán
la salvación de Don Juan
al pie de la sepultura.
Don Juan.
¡Inés de mi corazón!
Doña Inés.
Yo mi alma he dado por ti,
y Dios te otorga por mí
tu dudosa salvación.
Misterio que es comprensión
no cabe de criatura,
y sólo en vida más pura
los justos comprenderán
que el amor salvó a don Juan
al pie de la sepultura.
Cesad, cantos funerales,
(Cesa la música y salmodia)
callad, mortuorias campanas;
(Dejan de tocar a muerto)
ocupad, sombras livianas,
vuestras urnas sepulcrales;
(Vuelven los esqueletos a sus tumbas, que se cierran)
volved a los pedestales,
animadas esculturas;
(Vuelven las estatuas a sus lugares)
y las celestes venturas
en que los justos están
empiecen para don Juan
en las mismas sepulturas.
(Las flores se abren y dan paso a varios angelitos, que rodean a doña Inés y a don Juan, derramando sobre ellos flores y perfumes, y al son de una música dulce y lejana se ilumina el teatro con luz de aurora. Doña Inés cae sobre un lecho de flores, que quedará a la vista, en lugar de su tumba, que desaparece).
ESCENA ÚLTIMA
Don Juan.
¡Clemente Dios, gloria a Ti!
Mañana a los sevillanos
aterrará el creer que a manos
de mis víctimas caí.
Mas es justo, quede aquí
al universo notorio
que, pues me abre el purgatorio
un punto de penitencia,
es el Dios de la clemencia
el Dios de don Juan Tenorio.
(Cae don Juan a los pies de doña Inés, y mueren ambos. De sus bocas salen sus almas, representadas en dos brillantes llamas, que se pierden en el espacio al son de la música. Cae el telón).
Cartas desde el manicomio, de Dario Džamonja
Hace 1 día