martes, 18 de enero de 2011

hacia el silencio/ 7

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Pido solemnemente a las palabras que me dejen en paz, que me escriban en paz, que se vayan en paz a sus cuarteles. Pido solemnemente a las palabras que cuando ya no esté sigan diciendo lo que yo nunca dije: ellas lo hicieron todo, aunque me dieron guerra. Pido solemnemente un armisticio y a la vez un porqué.






44 comentarios:

Horacio Holiveira dijo...

Y deja muchas cosas por decir, y que si las palabra hacen lo que les pides, como dijo Ángel González:

"Y que mañana sea mañana siempre;"

Seguimos caminando hacia el silencio más profundo, ya van siete pasos.

Un saludo

mjromero dijo...

No sé, no sé, la respuestas a los porqués va a ser difícil, desde niños por qué esto, por qué lo otro, para qué esto y lo de más allá...y solo nos cuentan cuentos que luego repetimos.Así van las palabras disparadas, y no es que nos disparen, es que las disparamos y las disparatamos. No sé qué más cuento contarte, porque de verdad que de las palabras cada vez entiendo menos,a veces son tramposas, a vecs juegan al escondite, a veces se multiplican, y cuando llega la multiplicidad me callo, que hablen ellas solas que para eso son palabras.
Abrazos.

SIL dijo...

Les pido lo mismo, hace una pila de años.
Ojalá ellas me escuchen, y me sobrevivan.

Besos, Poeta

SIL

jorge dijo...

Las palabras seguiran diciendo mucho mas alla de nuestro paso por la tierra.

Como decian antes de que llegaramos.

Pero muchos hechariamos en falta "tus" palabras. Precisamente esas, las que nos traen aqui. Las que te hacen unico.

José Baena dijo...

¿Las empuñas o te empuñan? En cualquier caso la puntería es manifiesta, ya apunten ellas contigo o tu con ellas. Los porqués deben estar carísimos con la demanda abrumadora y escasísima oferta. ¿Qué saben de ellos las palabras? Ellas nos usan y a veces nosotros las usamos. Pero el porqué es cicateramente nuestro. Cómo me gusta esta serie, Jose, a pesar de su tono triste. Un abrazo.

trovador errante dijo...

Largo camino Jose!

Al final acabarás meditando...y las palabras se rendirán y huirán...

Un abrazo,
Kike

La Solateras dijo...

Tú pidiendo que las palabras te dejen en paz y tantos otros tras de ti para recoger las que te sobran.

Esto no es comunismo ni es ná.

Un besazo.

Leonardo dijo...

Las palabras pueden ser una extensión de nuestro silencio, soldados de una batalla fantasma cuando ya nos hayamos retirado. Somos nosotros los que las dejamos, un día, inmóviles pero aún vivas y, ojalá, con más de un porqué. Nosotros nos desharemos sin respuesta.
Una hermosa serie, Jose.

Unknown dijo...

Jose, cuanta razón!, hay días en los que las palabras nos pueden, nos dominan y salen como les da la gana, pero no creas que dejarán de hacerlo, ellas salen porque tenemos necesidad de decir algo, aunque ni siquiera sepamos porqué lo queremos gritar. Ay, si te entiendo.

Un abrazo, amigo mío.
Leo

Amelia Díaz dijo...

¿Y si le ponemos música a esas palabras?

http://www.youtube.com/watch?v=wrlew2G6nvA

Y besos. Todos.

Isolda Wagner dijo...

Me apunto el comentario de la Solateras. Es genial!
Puedes pedir solemnemente lo que quieras, no se irán las palabras; si acaso que se vayan los malos pensamientos, y mo me refiero a aquellos con los que nos atormentaban los curas jaja.
Besos siempre de la mano.

Charcos dijo...

me temo que aunque te enroques van a tu encuentro....

(puse el paraguas al revés por si cae lluvia palabras que una está a falta)

besicos apalabraos

Rosa dijo...

Y yo pido a tus palabras que si ya no encuentran espacio en tí, me avisen y pasaré a recogerlas como sumo gusto...

Hacía algunos días que no pasaba por aquí y al leer tus siete momentos hacia el silencia, me he dado cuenta de mi error.

Un besazo

Gata dijo...

Es de la única cosa de la que tu, fijo, no vas a poder esconderte ;)
Cuanto time Zu!
Besos

Rafael Humberto Lizarazo Goyeneche dijo...

Hola, José:

Y... Finalmente lo único que queda es la palabra.

Abrazos.

José María Alloza dijo...

Una vez en la calle, los ejércitos vuelven difícilmente a sus cuarteles…
Me gusta tu itinerario, aunque pienso que los silencios matan más que las palabras.
Abrazo.

Jose Zúñiga dijo...

Dado que lo de los siete pasos suena a desfile procesional, te diré que en este caso la séptima no es la última, Horacio. Hay que seguir indagando dentro de las palabras, expulsarlas, retorcerlas, reinventarlas: saber qué se oculta tras su blanda dictadura.

Abrazo

Jose Zúñiga dijo...

En eso estamos, mj, en que hablen ellas solas, las palabras, si es que no lo hacen ya. Tú sabes de esto mucho, con esas termitas que no te dejan tranquila, eh?

Supongo que las respuestas a todos los porqués son falsas. Ahí sale el niño que hubo en mí y, como decía Olvido García Valdés, la visión que cada poeta tiene del mundo toma como base pulsiones de la infancia Pero eso no me consuela, sigo buscando.

Bss

Jose Zúñiga dijo...

Siempre nos sobreviven, Sil, incluso cuando nos desviven
Bs

Jose Zúñiga dijo...

Estas palabras no sé si me harán único, Jorge, o sí, lo sé, son mías y muy mías, como las tuyas son tuyas y muy tuyas: únicos todos.

Abrazo

Begoña Leonardo dijo...

Cómo me están gustando estos silencios, reclamo el siguiente...
Achuchón

Jose Zúñiga dijo...

Muchas veces pienso que alguien me escribe, José; muchas veces me siento zarandeado en la noche por la fuerza de esas palabras que, como el rayo, no cesan. Sí, nos usan. Por eso el poema, casi siempre, dice lo que ellas quiere, no lo que quiere el poeta. Esa es la grandeza y la miseria del escribidor. Ahí andamos indagando.

Nunca me van a responder a ese porqué, me temo. O tal vez sí, quien lea lo que no esté escrito. Me alegro de que te guste esta serie “aunque sea triste”. Porque lo es, aunque yo en general no lo sea. Pero me ha llamado la atención el “aunque”: ¿Tiene que ser alegre la poesía o, por el contrario,, basta con que sea honesta y a ser posible bella?

Abrazo

Jose Zúñiga dijo...

Recuerdo un comentario tuyo sobre la meditación, Kike, en el que me aclarabas que meditar no es pensar, lo recuerdo porque se me quedó grabado. Al leer tu comentario he visto como una luz al final del camino: sí, ahí andamos, por ahí transitamos.

Un abrazo

Jose Zúñiga dijo...

Este pequeño escribidor con inequívoca pinta de rojeras se siente doblemente tocado por tu comentario, Ana: tienes razón, esto es poco comunista, poquísimo. Pero si me siento rico en potasio, no así en palabras, muchas de las que tengo no me sirven; y no me gustaría regalar lo inservible, quede eso para quienes practican la caridad más rastrera.

Dicho lo cual, salud!

Jose Zúñiga dijo...

En eso estamos, Leonardo, en que las palabras callen por nosotros en vez de hablar por nosotros. Porque son estas palabras un tanto tiranas y aprovechadas, ya decía Valente en sus “notas de un simulador” que “las palabras saben de nosotros lo que nosotros ignoramos de ellas”. Y no sé si es justo. O tal vez deba de ser así, sin más.

Deshacernos: me ha gustado ese verbo, no desaparecer, no disolvernos: deshacernos, sí, tomo nota.

Abrazo

Jose Zúñiga dijo...

Estoy seguro de que lo entiendes, Leo, pero ya no lo estoy tanto de que esas palabras, tan necesarias muchas veces, sirvan para cualquier cosa: he hablado de la tiranía de las palabras, por mucho que las ame no dejo de odiarlas. Porque tiene que haber más formas, o nuevas palabras, o una deconstrucción total que nos redima del diccionario. Un lío, amigo.

Abrazo.

Jose Zúñiga dijo...

Ame: yo tenía in mente otra canción. De hecho un día de estos la pongo. Aunque estas palabras palabras palabras de Mina me encantan. Mina es una de las grandes.

Gracias por el regalo.

Bs

Jose Zúñiga dijo...

Pues me encantan los malos pensamientos eso del tormento, Isolda, los otros son lo que son, ni malos ni buenos, ¿no?

Probablemente no se vayan nunca, las palabras, y eso que no será por solemnidad en la petición. En cuanto a que pueda repartirlas o no, pues ya le he dicho a la Solaters y te lo copio: “tienes razón, esto es poco comunista, poquísimo. Pero si me siento rico en potasio, no así en palabras, muchas de las que tengo no me sirven; y no me gustaría regalar lo inservible, quede eso para quienes practican la caridad más rastrera”.

Cuánto agradezco esas manos. Bss

Jose Zúñiga dijo...

Pero charcos, ¡si están que se te salen por los poros (las palabras)! Y sí, eso me temo yo: que me atosiguen por siempre jamás.
Bss

Jose Zúñiga dijo...

Casi mejor para ti sei te lo has leído seguido, es un camino árido para hacerlo mojón a mojón. Aunque seguiré con las estaciones hasta llegar al final del calvario.

Son tuyas mis palabras, pero no creo que las necesites.

Bss

Jose Zúñiga dijo...

Lo intento, Gata, lo intento...

En efecto, cuánto tiempo y qué alegría verte por aquí. En cuanto pueda me paso a saludar.

Bss

Jose Zúñiga dijo...

Tanbién queda el silencio, Rafael, aunque aparentemente alborote menos.

Un abrazo.

María Socorro Luis dijo...

...y las palabras te lo dirán en silencio.

ta muxus

Jose Zúñiga dijo...

Estoy de acuerdo, José María: el silencio pesa más. De eso se trata, aunque no es sencillo.

Abrazo

Jose Zúñiga dijo...

Lo tendré, lo tendrás, Bego, lo tendremos. Estas palabras de momento están ganando la batalla.

Me gusta que te guste la serie, que tiene sus riesgos, jeje.

Achuchón.

Jose Zúñiga dijo...

Alguna vez tendrá que rebelarse el silencio y decírselo a las palabras, Soco. De momento, ellas ganan y tan contentos.

Muxu.

Amelia Díaz dijo...

¿Sabes qué escribí el otro día?


Los poemas viven
en mi mesita de noche
y cuando duermo saltan
y se impregnan en un papel.

Luego, por la mañana,
los encuentro escritos y yo
sólo he soñado.

Jose Zúñiga dijo...

Es curioso, Ame, es untema que nos preocupa de veras. En mi último librillo hay un poema que dice algo similar.32 de marzo se llama, y estos son las estrofas que señalo:

"Alguien me escribe: cuando me despierto
exactamente aquello, lo intangible,
aquello que no supe, ahora lo leo.

Alguien ha suplantado arteramente
mi personalidad y me ha dejado
traspuesto y con un palmo de narices.

Alguien me escribe cuando estoy dormido.
Un día de estos leeré mi esquela
y yo sin enterarme de que he muerto".

Pues eso, que las palabras nos dominan. Bss

Paloma Corrales dijo...

Despójate también de la solemnidad, adonde vas no la necesitarás, ni tampoco las palabras, serás en ellas.

Un beso.

Jose Zúñiga dijo...

Comprende que la petición debe ser solemne, Paloma. Y quién sabe lo que necesitaré. Palabras, no. No las conocidas. Eso es lo que buscamos, no? Difícil, pero supongo que no imposible. Otra cosa es que yo triunfe tal empeño.

Bs

oliva dijo...

Paz
con solo tres palabras... Gloria Fuertes las combinó mejor, pero tu poema, contundente y directo.

Un placer.

Jose Zúñiga dijo...

Precioso el poema al que aludes, Oliva, lo trascribo para que lo conozcan los comentaristas, si es que no lo conocen ya:

Solo tres letras, tres letras nada más,
solo tres letras que para siempre aprenderás.
Solo tres letras para escribir PAZ.
La P, la A, y la Z, solo tres letras.
Solo tres letras, tres letras nada más,
para cantar PAZ, para hacer PAZ.
La P de pueblo, la A de amar
y la zeta de zafiro o de zagal.
(De zafiro por un mundo azul,
de zagal por un niño como tú).

Aunque es cierto que tal vez aquí, donde se habla de palabra y paz, donde se pide solemnemente, los versos de Blas de Otero vengan al pelo:

Escribo
en defensa del reino
del hombre y su justicia. Pido
la paz
y la palabra. He dicho
«silencio»,
«sombra»,
«vacío»
etcétera.
Digo
«del hombre y su justicia»,
«océano pacífico»,
lo que me dejan.
Pido
la paz y la palabra.

Vale, Blas de Otero pedía palabras y yo, en apariencia, justo lo contrario. Sólo en apariencia.

Bs

Rocío dijo...

"Si he perdido la vida, el tiempo, todo lo que tiré, como un anillo, al agua, si he perdido la voz en la maleza, me queda la palabra"

Dijo Blas de Otero.
Al final, es lo único que nos queda: las palabras. Ellas, las únicas supervivientes.

Me encanta este blog.
¡Me quedo!

Jose Zúñiga dijo...

Gracias, Rocío. Verá que últimamente por aquí se habla mucho de la palabra y del silencio. A veces hace falta...
Bs