miércoles, 2 de junio de 2010

de alejandrinos y dinosaurios (R)

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Preguntas si el armario esconde dinosaurios,
no sabes nada. Las olas nos llevaron muy lejos...
Es como la señora que me dijo en el metro
por favor, estoy sola, déjame levantarme
para estar mas tranquila, más gorda, ¿ves?, soy gorda,
se siente, que te sientes, ordeñó la señora;
tuve que decir algo mientras tomaba asiento:
usted casará pronto, señora, o algo así.
Me siento comedido cuando llevo corbata.

…Nos llevaron las olas. Para morir en tierra.
Ha llegado el momento de hablar de las hortensias
que mancillan con rabia las paredes de arriba
y los mares de abajo, las hortensias de siempre.
Ahora voy a decirte que lo que te imaginas
ya lo sé, no lo dudes: tiemblo cuando tú tiemblas,
tu incertidumbre es mía como yo soy de ti.
No dices nada, callas porque has vuelto a la noche
La luna siempre llena, recuerdas de la luna
la pena, que la pena, la pena, hasta la pena
pena me duele donde duelen los estigmas sagrados
de la cerveza rubia, de martirios marítimos,
martinis sin sentido, luna de lunes, digo,
me estoy adormeciendo yo también
con los dulces efluvios del incienso, del miedo.

Pues eso. Y ahora mismo tus ojos acerados
me están atravesando, prestos a la descarga.
Escucho la pregunta que anuncia la batalla:
¿Qué son los dinosaurios? ¿Por qué están escondidos?

Es difícil, lo siento, no puedo imaginarte
más que haciendo tortillas con atún y cebolla
para que se alimenten los niños de la nana
triste de esa cebolla, de la cárcel oscura,
como el rayo te has muerto. La esfera es tan redonda
como tu cuerpo blanco, yo estoy siempre al acecho
por si florecen algas en tu vientre, mis ojos
no distinguen la esfera del cuadrado. ¿Quién sabe?
Una copa de whisky también es un milagro,
del tiempo, es un milagro de la primavera.

(Sobre cómo Alejandro cayó en Mesopotamia:
si quieres que desgarre tus labios con mis dientes,
imprégnatelos antes de salvaje veneno.
Tú ya sabes, mi vida, lo que te estás jugando
y yo tampoco estoy en otro mundo). Aquí.
Ya voy a refugiarme, como tú, en el silencio,
las lindas margaritas de tus sueños serán
rebozo de una ausencia. Porque tienen que irse,
vosotros, yo me quedo pegadito a la barra
tomando un cafelito tan negro que da pena
tomárselo tan solo, es que lo tomo solo,

(He tocado una tecla y en la pantalla sale
que tengo un virus. Llamo urgentemente a urgencias.
La pantalla me lanza mensajes alarmantes
del tipo error fatal, el colapso, al carajo.
Llamo a la policía. Esto parece más
un tema de orden público que cuestión de salud.
Tal vez de salud pública. Estoy ya por los suelos,
me han robado la noche entre el portátil,
el médico y la pasma. Y se van a enterar,
amor, yo te lo juro, esto no queda asín.)

[Otra vez: ¿es que el armario esconde dinosaurios?]

Entiendo que el armario pueda tener hormigas,
puede incluso que albergue cientos de calzoncillos,
pero ¿por qué rebuscas el amor en sus baldas?
¿Es que no hay mejor sitio, mis ingles, por ejemplo?

(Con el hipo no puedo escribir más poesía,
ella duerme, la luna se refleja en su pecho
y yo no sé qué hacer, si meterme en la cama
o seguir escribiendo hasta que se despierte.
Buscaré dinosaurios, es lo que voy a hacer,
tampoco es para tanto pasar la noche en vela).

37 comentarios:

Anónimo dijo...

¡¡explèndido!!

Cordiales saludos

Ramón María dijo...

¡Ay! bendita locura ó será tortura.
No apagues la vela en la noche
no vaya ser te coma un dino,
si aquel....
...El saurio.

¡Que bueno!!!. Un abrazo Zúñiga

Rafael Arenas García dijo...

Hay dos formas, al menos, de buscar un libro concreto que, se supone, se encuentra en medio de un montón de papeles, dosieres, otros libros... dispersos por mesas, estantes, sillas e, incluso, el suelo.
Una de ellas es ponerse a rebuscar entre los montones, cambiarlos de sitio, agitar los hallazgos, explorar el desorden a través del propio desorden.
La otra es quedarse quieto en un punto, preferiblemente cercano al centro de la habitación o habitaciones (no lo he dicho antes, pero el ámbito de la búsqueda se extiende a varias habitaciones conectadas entre sí). Hay que permanecer absolutamente inmóvil; solamente los ojos y, si es necesario, la cabeza se mueven. Cuando se hace preciso uno se desplaza un par de pasos para tener visión de nuevos rincones.
Así, parado y en silencio, sin tocar nada, he encontrado muchos libros perdidos.
Tu poema de hoy me ha recordado la primera forma de buscar los libros perdidos, la única posible cuando no sabes el color de la tapa del volumen que tratas de identificar.
Un abrazo.

jorge dijo...

He visto cosas que no creeriais, atacar naves ardiendo mas alla de Orion...

He visto pasar sigilosamente a Monterroso.

A Hernandez sentado en su celda escribiendo.

He visto a un hombre que utiliza el insomnio para viajar en busca de lo desapareceido...

María Socorro Luis dijo...

Dios mío, qué despliegue de hermosos alejandrinos!

Qué maravilla de versos, tan bellamente desordenados en el orden...ó es, tan bellamente ordenados en el desorden?

Genial. Un magnífico poema de un mago de las palabras.

Muxus ta muxus.

Paloma Corrales dijo...

Es un delirio de poesía, o poesía del delirio. No sabría comentar, sólo dejarme llevar. Se sienten múltiples sensaciones al leer… y todas me gustan. Además, creo que tiene más de una lectura. Eres jodidamente bueno, que lo sepas.

Te regalo una canción.


Beso.

Maria Sangüesa dijo...

Caramba, sin aliento estoy, qué despliegue de alejandrinos delirantes, aunque he comprendido que el orden de caos es también un orden tan válido como cualquier otro. En serio, me ha encantado porque me has hecho reir con tu ingenio desbordante... ¡cuidado con los dinosaurios! Un abrazo.

Airama dijo...

¡Vaya como tenemos el estrofado!!!
muy bien


La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches...

Saludos

Anónimo dijo...

Casi mehe pasado la noche leyendo pero merece la pena.
Saludos

Manolo Jiménez dijo...

De como el orden gana la batalla al (aparente) caos para seguir todo en un ordenado desorden.

Abrazos y felicitaciones.

Ramón María dijo...

Cruel dama zalamera
de mis anhelos,
que con zalamerías
sajas mi adentro.

Sea amigo mío Zúñiga.

Jose Zúñiga dijo...

Gracias, Adelfa! Y aprovecho este comentario para agradecer a cuantos hayan dedicado o vayan a dedicar los minutos precisos para leer este poema, que es largo aunque quité bastante del original. Bueno, agradecerlo y alegrarme de que tengan el sosiego necesario, tan difícil en este mundo de los blogs.
Bs

Jose Zúñiga dijo...

Locura, tortura o insomnio, Montxu, lo cierto es que no miento cuando hablo de pasar la noche en vela.
Sigo buscando.
Abrazo

Jose Zúñiga dijo...

En efecto, Rafael, así fueron escritos estos alejandrinos, rebuscando en el caos, el de los desórdenes del corazón y de la mente. Y los de la ecritura, porque lo hice a botepronto, como sagazmente has captado. Una diearrea verborreica. Es cierto, no sabía dónde me llevaba. Puedo decirte que lo encontré, me divirtió mucho.
Abrazo

Adolfo González dijo...

Pero has quitado lo de "puedo escribir los versos más tristes esta noche/y tiritan..."?
Cachis, jefe, a mi modo de ver quedaba bien, como te comenté donde las seguidillas.
Abrazo.

Jose Zúñiga dijo...

Todo es un viaje, Jorge, aunque éste se aleja bastante del escueto dinosaurio de Monterroso. Citados quedan todos, como bien has captado. Todos los desaparecidos y los que no. Yo, obviamente, me quedé sin dormir. No tocaba.
Abrazo.

Jose Zúñiga dijo...

No, Soco, la magia la tienes tú. Yo me puse a escribir y escribí. No pensé. O sí. Bueno, tenía ansia de alejndrinos. Y me alegro mucho con lo que me dices.
Muxus

Jose Zúñiga dijo...

Delirio, Paloma, eso es. Y también: tiene muchas lecturas este caos. Quien escribe nunca mient, por mucho que busque dinosaurios.
Bs

Jose Zúñiga dijo...

El caos es producto del delirio, María. Luego, resulta que o es tan caótico como pensaba. Es lo que tiene cuando vas a toda mecha y escribes segun sale, que te desnudas.
Bs

Jose Zúñiga dijo...

Esto es un poema caótico que no se sujeta a estrofa alguna, Ariama, ya
vendrán más.
Y me quedo con la cita de Henádez para unas posibles seguidillas con
bordón, que el las borda en esa nana.
Bs.

Jose Zúñiga dijo...

Creo que sí, paparruca. Yo lo hago a menudo.
Bs

Jose Zúñiga dijo...

Por cierto, Paloma, se me olvidaba: me encantó tu regalo.

Jose Zúñiga dijo...

O de como se come uno el tarro, Manolo. Vale, ya lo he dicho: el caos es el continente, el contenido menos.
Abrazo

Jose Zúñiga dijo...

Hecho, Montxu! Se agradece el gesto.
Abrazo.

mis largos pies dijo...

eso es, tampoco es para tanto, eres incansable!

Jose Zúñiga dijo...

Pues eso, Adolfo. Cuando colgué el poemilla (un diminutivo absurdo en este caso)era más largo y con mas metapoesía repentizada. Y, antes de colgarlo, mucho más. La poda fue severa. Me dio por escribir escribir escribir y no paraba no paraba no paraba. Pero yo no tengo dobleces: si pongo aquí algo es para que se lea. Y se comente. Y procuro que el trance de leer (aquí no sea un suplicio. Para eso ya publico mis libros, que pueden leerese con más reposo. Tampoco el poemilla sufría mucho con la poda, por otra parte.
Y así transcurrió la noche. Lo siento por Neruda.

Jose Zúñiga dijo...

Me canso, largos pies, pero resisto.
Avanti!

virgi dijo...

Pa' mí que es una auténtica "tormenta de ideas"...¡qué prodigio!...impresionada me largo...

(pero volveré, seguro)

mjromero dijo...

Es como un río, va fluyendo, girando,
también es como si leyera algo teatral. Lo leo y veo las escenas.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

te leí esta mañana, te comenté largo y tendido (giraba en torno a decontrucciones y capcidad en la misma para contar versos de 14 sílabas nada más y nada menos, r)y se borro. Ahora me duele un poco el estómago. ¿lo dejamos para otro día?..:)) te sigo.
me gusta lo que vas haciendo, lo que haces. Siempre te leo
Un beso

Begoña Leonardo dijo...

Sencillamente extrordinario, aunque nada extraordinario es sencillo,jaja...
Te beso

Jose Zúñiga dijo...

Un desahogo de vérigo, Virgi, a veces pasa. Gracias por venir y por volver.
Bss

Jose Zúñiga dijo...

Va trompicones, mj, sí, son como saltos de planos, de scuencias, pero no acabé el momtaje, jeje (eco). Asó la imaginación vuela con mayor librrtad
Bs

Jose Zúñiga dijo...

Qué pena, Sofía, debía ser algo interesante lo que decías (siempre me interesan tus comentarios), pero tampoco hay que ser esclavo de los comentarios.
Ya me vale con el cariño, qué fructífera resultó aquella velada en Los Diablos!
Bs

Jose Zúñiga dijo...

Extraordinario es este afán de lo dinosaurios de esconderse en mis armarios, Bego.
Te achuacho.

mayde molina dijo...

Es usted de palabras un ser alucinante... me quito todos los sombreros para aplaudirle sincera:
plas, plas, plas

besos y abrazos

Jose Zúñiga dijo...

Y yo hago una reverencia de agradecimiento, Mayde.
Bs