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Contigo y conmigo
tú y yo somos cuatro.
Tres son multitud
salvo que haya empate.
Me queda el consuelo
del gol average.
¿Sabes qué te digo?
Nada.
No te digo nada
que debas saber.
REVISTA TURIA. Núm 152. Pág. 250 y sgtes.
Hace 17 horas
7 comentarios:
Y después dicen que la matemática y el fútbol no tengan que ver con la poesía.
¡Como se equivocan!
Enhorabuena José.
Leo.
Todo tiene que ver con todo, Leo.
Gracias. Un abrazo.
No lo sé, Jesús: estaba escuchado cosas de empates tiples y diferencias de goles y me dí a la escritura automática, jeje.
Abrazo
En la tarde, el silencio;
cien mil las bocas mudas
sólo un momento.
Sube el balón
a todo ajeno.
Ya no hay jugadores,
todos son espectadores
de cómo baja un balón
caído del cielo.
Un bote, dos;
rueda y cruza la raya;
antes de la red se para.
Y nadie grita
porque están
todos muertos.
Gol.
La verdad es que en esta ocasión lo que me ha motivado es tu comentario en el que explicas que te pusiste a escribir mientras escuchabas las explicaciones sobre empates, desempates y demás. Me dije: qué divertido, yo también me apunto a hacer algo de fútbol. Un abrazo, amigo.
Qué bueno, Rafael!, habrá que seguir el fútbol lápiz en ristre, será más divertido y escibiremos esta escritura automática que quién sabe.
Tener el golaverage a favor es imprescindible.
Lograr meter un gol me cuesta improbos esfuerzos.
¿Hablamos de lo mismo?
jijijijiji
Probablemente, Jorge, probablemente. O de algo parecido.
Abrazo
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