Soy como un pez: boqueo
si me sacan del agua.
Y me paso la vida boqueando,
porque hay muy mala gente
que se empeña en llevarme hacia la orilla
y hacerme el boca a boca aunque no venga a cuento.
Como pez en el agua, así me siento
cuando no tengo a nadie que me bese.
Sólo me encuentro a gusto entre sirenas
de mar o de ambulancias.
REVISTA TURIA. Núm 152. Pág. 250 y sgtes.
Hace 20 horas
5 comentarios:
Sirenas y autopistas, de eso ando llena desde hace algún tiempo... ya sabes, soy un cuarto pez, tres cuartos mujer... ¿cómo? ¿qué no te he contado esa historia? Lo haré, no lo dudes :)
Besos... ¿o no? Ay, no sé... tú por si acaso no te dejes sacar del agua, que ya yo me sumerjo un rato y les recitamos a las langostas ¿vale? (es que me muero por escuchar a las langostas aplaudir, con su clac, clac, clac, je je)
-¿Y tú sabes por qué narices este infartado no se dejaba hacer el boca a boca?
-Ni idea. Qué tio; infartado, boqueando y soltando mamporros.
-¡Pepe! Apaga la sirena, que ya no tenemos prisa.
Agridulce poema el tuyo, Jose Luis. Hay libros enteros que me dan menos que pensar que estos diez versos tuyos.
Admito besos de sirena, Maytechu, ya lo creo que sí. Y si es bajo el agua, mejor. Lo de las langostas queda pendiente. Una mariscada, digo.
Muy bueno lo tuyo, Rafael: tal cual. El caso es que yo también me quedo pensativo cuando releo esto después del comentario. Siempre me pasa.
Inquietantes versos.
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