Tú lo encadenas todo
y luego todo lo desencadenas.
Así son tus ausencias: eslabones
de material ignífugo,
llama esculpida en lágrimas,
ojos que nada buscan
y sólo encuentran cielo.
Un tren de cercanías
se eterniza en tu cuerpo,
un tren que pasa, pasa
y pasa
y nunca se detiene.
Dónde,
dímelo tú, en qué estación perdida
de entre tanta estación que va pasando,
me encontraré contigo.
No hace mucho soñaba con andenes,
ahora ya no es un sueño,
vivo,
carne de tren, sobre las vías muertas
de cualquier estación. Nuestra estación,
la tuya. Encadenado.
REVISTA TURIA. Núm 152. Pág. 250 y sgtes.
Hace 16 horas
2 comentarios:
me encanta, josé luis, redonda la sencillez del poema
Tus palabras me conducen hacia esa parada perdurable, ese estar entre la vida, con su lento y complicado mecanismo... Los encuentros, los desencuentros, tenernos, sostenernos..
Besitos.
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