miércoles, 27 de mayo de 2009

siente la hoguera de unos labios

De regreso hacia la morada
en que aguarda la mesa puesta
para el almuerzo solitario
se detiene al cruzar el parque
junto al arroyo. La mañana
ha pasado como un ensalmo.
Se arrebata bajo las ramas,
siente la hoguera de unos labios
sobre sus labios antes fríos
y que ahora brillan con fulgor.
Nadie la espera, se ha hecho tarde:
cruza la puerta de su casa
escabulléndose. Las nubes
van cargadas de muertes blandas.
Tiembla la llama de sus labios.

Se adentra a ciegas en el túnel,
noche oscura del alma.

6 comentarios:

chema barredo dijo...

este poema tiene varias interpretaciones
y todo queda en el aire (buena mano).

descubrí tu blog y lo leeré con frecuencia
saludos

María Socorro Luis dijo...

¿el poder de la imaginación?...¿la memoria de lo vivido?...

Un beso

Rafael Arenas García dijo...

Los dos últimos versos son tan tristes, tan oscuros, que "casi" me dan miedo. En serio, he sentido una cierta desazón al leerlos.
Ahora caigo en que es una noche oscura del alma al reves. El ansia de amores la precede, la noche no es el principio, sino el final y en su conjunto el efecto es... demoledor.
Fantástico.

Jose Zúñiga dijo...

Sí, Chema, no sé bien lo que queda en el aire: eso debe ser el poema

Jose Zúñiga dijo...

Soco, ¿no será la memoria imaginada? Yo no sé lo que es...

Jose Zúñiga dijo...

Gracias, Rafael, a mí también me da miedo. Ahí está Juan de la Cruz, al final se coló. O no al final: la cosa sige en mi cabeza y algo habrá que hacer para dar al tema una salida. Ya veremos; ahora, que reposen los versos.