Tuvo niños efímeros, etéreos,
hijos que rebosaban vida propia.
Él nunca supo desvelar la niebla
de sus adolescentes hermetismos,
eran sus hijos, daba por sentado
que más o menos fueran como él.
Pero la vida viene como viene
y así se fue la vida de sus hijos
sin que el hombre llegara a darse cuenta.
Si supieron qué hacer con su futuro
lo saben las estrellas, no el poeta.
Despertar a los muertos, de Scott Spencer
Hace 1 día
3 comentarios:
Jose Luis, tierno, melancólico...
Los hijos por mucho que se nos parezcan, afortunadamente no son como nosotros, y me temo que no tendremos ni idea de lo que son o adónde irán con sus pensamientos peregrinos...
Besototes.
Muy bueno...
Gracias, Carmen. Voy a hacerte na visita...
Publicar un comentario