sábado, 9 de mayo de 2009

despojamiento

Rompe en mí.
Rómpeme,
que me arrastre tu furia
lejos, hacia otros mares,
hacia la luz ambigua
donde yacen
los que fueron mis muertos.
Sí, roca fui.
Ahora ya no soy más
que tierra movediza.

Rompe en mí,
mi mar mío,
llévame entre tus olas
adentro, mar adentro,
donde esperan
mis náufragos perdidos.

Rompe en mí,
rómpeme,
hazme entero pedazos,
pedacitos
de pez descongelado.
Haz de mí lo que quieras,
oh mar, mar,
sálvame.

2 comentarios:

Rafael Arenas García dijo...

¡Qué grande! Transmite una emoción profunda, grandeza sin ser grandilocuente. ¿Me perdonarás un atrevimiento?
"de pez descongelado". Me sorprende ese verso. Seguro que está puesto con toda la idea de algo; pero ¿de qué? Perdona la franqueza, pero creo que ese verso sustituye a otro, otro que convertería este poema tuyo en algo definitivamente transcendente... o, a lo mejor es lo que no quieres que pase.
En cualquier caso, enhorabuena y gracias por compartir esta maravilla.

Jose Zúñiga dijo...

A mí también me sorprendió,Rafael, salió así de primeras, no sustituye a nada. Lo único que he hecho con plena consciencia es mantener el verso tal cual, no cambiarlo, no sé explicarlo, pero me dice lo que quiero decir (¿hielo, podedumbre?).

Ya en otro orden de cosas, es cierto que el diminutivo y la propia imagen aligeran el poema, que no lo quiero excesivamente elegíaco. Efectivamente (y de esto me he dado cuenta al leer tu comentario), "no quiero que pase".

Gracias por tus preguntas, me ayudan a pensar.