He perdido mi honor
(lo poco de honorable que tenía)
como se pierde la virginidad:
con alegría.
Es cierto que lucía mis galones
con gallardía impropia de mi edad
por saraos y salones, caballero
de mano en la bragueta y puño en pecho.
Ahora,
ya irremediable lo del honor perdido,
me siento otra persona, liviana, casquivana,
libidinosa, torticera y franca.
He perdido el honor y he ganado la vida,
con tan pesada carga antes todo era triste.
Ahora,
que ya me dan por deshonrado todos,
yo me doy al alcohol y a las mujeres
y estoy de buen humor mañana, tarde y noche.
Qué aburrido es ser virgen.
REVISTA TURIA. Núm 152. Pág. 250 y sgtes.
Hace 20 horas
4 comentarios:
"El honor perdido es como el agua derramada; ya no se puede recoger".
Esto me contaba mi abuela que le dijeron una vez...
debió de ser antes de que se inventara la fregona ¿no crees?
Yo voy recogiendo honores perdidos cada dos por tres, una cruz, amigo.
Lo de ser "honorable" o "respetable" es tan aburrido...
Besos muchos
ahí estoy contigo, nada como perderlo todo para ser libre
Publicar un comentario