Aquí me detengo. Ya pasó el invierno y ahora toca reposar los versos que, sin faltar ni un día a nuestra cita, he ido escribiendo a vuelapluma, casi sin darme cuenta. Ya lo dije: son simples poemables. Algunos quedarán tal cual, otros será pasto de carpetas y el resto, tras serias inquietudes, cobrarán el misterio del poema. Que es un misterio inabordable para este humilde escribiente. Lo que sale, sale. Y será un poemario en letra impresa y papel verjurado, que es lo que a mí me gusta.
Es bueno este ejercicio de obligarse a escribir cada jornada. No dejaré de aparecer por aquí de vez en cuando, pero ya sin agobios: gracias a los que leen sigo viviendo.
Y tú, que estás leyendo justo en este momento, acepta mis disculpas y acoge mis abrazos, que son fuertes y ciertos, de verdad.
Hasta pronto,
Jose.
REVISTA TURIA. Núm 152. Pág. 250 y sgtes.
Hace 15 horas
1 comentario:
No sabía que los poetas reposaran al salir el sol; bonita disciplina el escribir a diario, más hermosa aún leerte de vez en vez.
Seguiré haciéndolo, lluevan gotas impresas o se acaloren los papeles. Las personas tenemos derecho a descansar, aún así, espero que los versos fluyan sin descanso.
Gracias a ti
Hasta pronto,
Eva.
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