viernes, 24 de abril de 2009

de repente

Tarde, tarde, muy tarde: de golpe se ha hecho tarde.
Se ha hecho tarde muy pronto; muy tarde en un suspiro.
Tarde para un abrazo, tarde para un susurro,
tarde para tu espalda, para mi sueño, tarde.


Tarde, tarde, muy tarde: de golpe se ha hecho tarde.
Ya no habrá más océanos, ni salitres ni rocas
ni altas olas ni huellas en blanquísima arena.
Ni siquiera habrá rastros de arena en el reloj.


De golpe se ha hecho tarde para mí, y para todo:
para pensar mañanas, para gozar mañanas,
para besar mañanas, para vivir mañanas,
para llorar mañanas. Para mañana. Es tarde.


Se ha hecho tarde, muy tarde; tan tarde que da miedo.
Atrás quedó el anhelo de cuanto fue vivido;
atrás los enemigos y los amigos viejos
atrás, todas las lágrimas. Ruinas sin gloria, atrás.


De repente, un trallazo. Una tarde cualquiera
te haces viejo de golpe y te invade el cansancio.
Ese momento llega de forma inexorable:
nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.


Una tarde cualquiera se hace tarde de pronto:
a mí se me ha hecho tarde precisamente ahora.
Ahora ya tengo canas y los hombros vencidos
por la pesada carga de lo que pudo ser.


Pero nunca rendirse. Sigo vivo y ya es mucho.
Habrá que acostumbrarse a vivir cada instante
como si fuera el último, con rabia, con la fuerza
que da el último aliento. Seguir hacia adelante.

Se ha hecho tarde, muy tarde, pero qué amaneceres
luminosos nos quedan todavía, antes de que anochezca
definitivamente. "Qué tarde se hace tarde",
dije ayer. Esto no lo esperaba todavía.
.
.

1 comentario:

Rafael Arenas García dijo...

Toda una vida perdida
pensando en lo que vendría.
Ahora sabes, al fin,
que este instante preciso
es la única verdad
que en tu vida has de gozar.
Qué tarde se ha hecho tarde,
si que algo quedaría
osaste un día pensar.
Y es que al final los recuerdos
no tienen más de reales
que los infantiles sueños.