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Ahora que ya no sé si son la una
o las dos o la tres,
luna menguante casi,
casi domingo en cama;
ahora que te adormeces
mientras por la ventana
se filtran los efluvios del botellón cercano;
ahora, con el estruendo de la Eroica
corriendo por mis venas;
ahora, que ya te duermes mientras velo,
ahora,
precisamente ahora,
no quiero cambiar nada. Ni el horario.
Ya veremos mañana. Es decir,
hoy.
No descarto que quiera
cambiar todos los cambios que nos venden
con premeditación y alevosía.
Ahora, precisamente ahora
que no sé qué hora es,
tengo la sensación de que me están tomando
por idiota.
Yo sé medir el tiempo sin agujas.
sábado, 30 de octubre de 2010
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40 comentarios:
yo preferiría ir con el horario solar, así que me sumo a tu poema.
Esta noche nos queda la pequeña rebeldía de incumplir el horario, pero mañana el mundo girará diferente y no tendremos más remedio que ajustar el reloj.
Un abrazo.
Ahora que te leo me reconforta saber que puedes "medir el tiempo sin agujas" y que existe otra forma de atravesarlo: bordear los sueños y coleccionar sensaciones.
Besos de hoy.
El reloj no sólo atrasa, también se asusta, Poeta. (Ud termina de declararlo obsoleto, con estos versos de vigilia y prescindencia)
Beso
SIL
Hagamos como Portugal.
Besos.
Nuestros sueños son más exactos que vuestros relojes…
Un abrazo
El último verso dice mucho.
Esto de los cambios horarios es una lata, en fin..
Anoche, cuando me fui a la cama, una hora antes de que las televisiones nos ordenaran cambiar las manillas de posición, yo lo hice en todos los relojes de la casa y los bolsillos, pensando:
"la tontería que se marcan"
Esta mañana (seguía siendo de noche) miro el reloj de los teléfonos móviles y ¡sorpresa! su hora no correspondía a la real televisiva y el tonto de Jesusito vuelve a cambiar la hora.
Al menos, nos podía decir la tele que las manillas de móviles y ordenadores se cambian solitas gracias a la magia siniestra de la electroinformáica, ¡coño! que le tienen a uno de reloj en reloj...
A todo esto, Jose, que... un abrazo una hora antes de la debida.
El nombre de tu blog, Tiempo a destiempo, parece puesto a propósito para esta absurda cuestión del cambio de la hora y los biorritmos; yo no sé qué hacer con la hora que me sobra, levantada como una imbécil desde las 8 de la mañana de un domingo, con el frío en el cuerpo. No voy a tener más remedio que ponerme a escribir.
Besos.
Me gusta mucho Jose,
me encanta el final: "yo sé medir el tiempo sin agujas"
Figúrate, yo me quité el reloj de la muñeca unas vacaciones y cuando descubrí lo a gusto que se estaba sin él, ya no me lo puse nunca más.
Bueno, no te miento...llevo el móvil y así miro la hora cuando no queda más remedio hacerlo, pero al menos no me está torturando siempre en la muñeca ;)
Besosss, feliz puente rebelde y sin relojes...
Pues yo soy también de las que no llevan reloj en la muñeca y sólo cuando es estrictamente necesario miro la hora.
Pero es en realidad una pose porque al final el día te va marcando las horas.... no uso despertador pero tengo a un monstruo con pelos que a las 7 toca diana a diario, a las 13:00 vuelve a inquietarse y a las 7 y media de nuevo..... No llevo reloj pero Pepa me marca dentro de esta rebeldía boba que me creo... a veces. (eso sí ahora le tendré que explicar que la hora cambió... a Pepa claro)
Lo que sigo sin entender son las razones , por mucho que me las expliquen una y otra vez..... pero si con esto consiguen que tú escribas un poema por mi que la cambien a diario ;)
besicos sin horas
El tiempo, ya que al tiempo y al destino se parecen los dos: la imponderable sombra diurna y el curso irrevocable del agua que prosigue su camino.
Está bien, pero el tiempo en los desiertos otra substancia halló, suave y pesada, que parece haber sido imaginada para medir el tiempo de los muertos.
Jorge Luis Borges
Bueno esta entrada del gran poeta Borges desentona el poema jocoso y simpático que nos regalas... pero también prefiero el horario de verano, una hora más para vivir y no para soñar...
Preciosos y acertados versos con los que tu mente estalla y tus manos los hacen visibles. Me gustó mucho.
saludos.
Durante años no cambié la hora del reloj del coche. Al menos, en verano sabía la hora exacta.
Hace unos días se acabó la batería.
Empezó a andar de nuevo a las 0:00 h. No pienso tocarlo, creo que también sé medir el tiempo sin agujas.
¡Lo que suponía un reloj en nuestra niñez! Hoy, nada.
Besos sin horario.
Un amigo mio, excelente pintor portugues que pasó un dia por tu casa, dijo en un comentario:
Los segundos pasan a la misma velocidad para los relojes.
Pero no para los apasionados.
Cuando estoy bien nunca entiendo porque el tiempo pasa tan rapido.
Nunca he puesto en la lista de cosas importantes el cambio de horario.
Acabo de darme cuenta de que (creo que) llevo desde el año pasado sin cambiar la hora.
Un gusto encontrarte.
A la salud!
Es precisamente ese tiempo que no es esfera, el que mide el tiempo más auténtico. El tiempo que no es del todo tiempo, el tiempo que es recuerdo, acción, desilusiones, alguna que otra alegría o muchas en el mejor de los casos. El tiempo que es vida. Propia.
Inspirador tu poema para una noche de cambios.
Un beso poeta.
yo necesito los relojes y sus manecillas y correr casi siempre en su contra para ganarme su favor
beso
Yo, que el tiempo es lo que me falta, atesoro esta horita como un regalo, como si alguien hubiese metido en mi cartera 60 euros, un par de versos, una declaración de amor a medias, y una disculpa... que es lo que me da tiempo a hacer en una hora, más o menos. Y cambio las agujas, engañándome a mí misma, lo sé, pero con ilusión.
M
"Yo sé medir el tiempo sin agujas."
Ya lo dice tu blog, es por eso que vives el tiempo a destiempo?
Yo una vez quise cambiarle el nombre, renombrarlo, para no sentir toda la presión que me provocan los horarios prefijados, pero perdí en el intento. Creo que se vivía mejor cuando no existían los relojes.
Me gustò tu poema, José.
Un abrazo.
Leo
Vengo con retraso, aunque no he perdido la posibilidad de ver ésta y las entradas anteriores. Muy buenos tus haikus, me gusta mucho el del cántaro. Abrazos
-(pongo un guión porque no me gusta poner P.D. aunque ahora lo haya hecho)Pienso que el tiempo no existe, lo que pasa en realidad es el movimiento por todas las cosas y personas.
El movimiento es lo que desganta. Lo que envejece. Lo que nos mata. Lo que da vida.
Beatus ille, mj. Qué difícil, no?
Odio los horarios. Todos. Lo cambios reglamentarios me sulfuran, Laura. Claro, que qué remedio.
Bs
El tiempo lo mido por vivencias, Paloma. Lo demás es agenda, complicado tema.
Bs
Fuera el tictac, Sil. En todo caso, el reloj de sol. Ese no cambia. O el de arena, que aunque hay que darle la vuelta al menos no engaña.
Bs
Ahora comprendo aquella canción, Virgi: "Ay Portugal por qué te quiero tanto..."
No sé yo, José María, ya lo dijo Calderón. La vida...
En realidad, José Antonio, el tiempo no debería medirse ni siquiera sin agujas. Se mide y manipula porque es un bien escaso (y cuántos lo derrochan).
Abrazo.
Eso te pasa por tener tantos relojes, Jesús. Aún recuerdo cuando había que dalos cuerda, uf. Los odio.
Abrazo
No es pmala ocupación, Ana. Y, hablando del tiempo, es en fecto un tema que me preocupa mucho. No el climatológico, claro; ni el que marca el reloj de no marques las horas: el que pasa, el que pesa, el que está en nuestro espacio.
Bs
Procuro no llevar reloj desde hace algún tiempo, Mayde, y el mv lo apago con frecuencia; pero eso no me evita andar preguntando la hora, qué cruz.
Bs
Ya somos dos, Luisa: mi reloj interior no falla, es implacable. Para un jet lag, vaya.
Bs
No creo que el texto de Borges desentone en absoluto, Lemaki: aunque no lo parezca, hablo muy en serio. Y pienso algo parecido, me preocupa: curso irreversible...
Bs
Me has arrancado una sonrisa, Isolda: yo pedía siempre un reloj, los destrozaba todos (no es que yo fuera más bruto, es que eran más delicados, los relojes).
Bs
Yo lo que no entiendo es por qué pasa tan rápido y tan lento a la vez, Jorge. Y tu amigo del Hope, a quien tuve el gusto de recibir un día, senrenció sabiamente.
Abrazo
Hola, Linterna Roja! Un placer verte por aquí. Mira, yo el año pasado no cambié el reloj y al principio hasta me fue bien. Pero después me volví un poco loco. Y ahí sigo.
Bs
Por ahí va los tiros, Carmen, por mucho que sea jocoso. Por ahí y por ese afán de reglamentarlo todo, que me pone de los pelos y me rebela, y me rebelo.
Bs
Ay, María, no te engañes: en el próximo cambio te quitan esa hora. Y no les va a valer aquello de sanra rita rita rita...
Bs
Perderás, Ana.
Y bs
El nombre del blog sale de ahí, Leo, en efecto; y como también has leído el libro homónimo, te dará cuenta de que el tiempo, en todos sus siginicados (que son muchos) es una de mis preocupaciones a la que no alcanzo a definer más que en poesía. Pura metafísica, vaya.
Abrazo
El tiempo y el espacio, Juanjo: eso nos lleva a Einstein y no andas descaminado. Pero largo sería el debate y tal perdiéramos el tiempo. Muy oportuna esa llegada con retraso.
Abrazo
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