En mi mesa muerta candelabros
De oro, platos vacíos, poesía
de mis dientes en ruina, poesía
de la fruta rosada y el vaso
de nadie en la alfombra. Poesía
de mi hermana difunta, amarilla,
pintada y vacía en su silla;
poesía del gato sin vida, el reloj
y el ladrón en el polvo. Poesía
del viento y la luna que pasa,
del árbol frondoso y o desnudo
que un fósforo cruza. Poesía
del polvo en mi mesa de gala,
Orlada de coles, antigua y triste
Cristalería, dedos y tenedores.
REVISTA TURIA. Núm 152. Pág. 250 y sgtes.
Hace 2 días
4 comentarios:
En mi mesa una hoja en blanco y algunas imagenes, unas pocas letras de canciones y dos o tres libros de mis poetas imprescindibles.
Y cada dia el reto de sacar de un estimulo un texto.
En este 1 de mayo, hoy sábado otoñal en Argentina, me quedo con la imagen de un fósforo que atraviesa una poesía. La ilumina pero no la quema. Nunca. Arde. PERO DE VIDA.
Saludos!
... Y así nos pasamos los días, Jorge. Estos estímulos son realmente saludables.
Arde de vida. Todo en la vida debe arder, Adriano. Hasta los cuerpos vivos.
Abrazo
Publicar un comentario