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No voy a negarlo:
estuvimos juntos lo justo, ni un día
de más o de menos. Mientras nos quisimos
nos pareció poco, siempre sabe a poco
la abundancia, y eran un vergel ubérrimo
nuestras madrugadas
borrachas de vida, jóvenes, hermosos
nuestros cuerpos, cálidos
los besos, suaves las caricias, inmensos
los lechos tan blancos que nos acogían
no importaba dónde, de quién, cuánto tiempo.
Éramos pequeños mitómanos
el uno del otro, tu mano en la mía
temblaba, y temblaba mi mano en la tuya.
Y aquello era eterno —el joven ignora
la muerte, no existe más que cada día
cuando cada día resulta un milagro—,
nuestras algaradas
eran silenciosas, tu corola roja
abierta a mis torpes, frágiles deseos,
tu boca embebida, tus ojos cerrados,
todo el universo cantaba al unísono
nuestro propio canto.
Y nos supo a poco.
Cuando la tormenta barrió la hojarasca
y quedamos solos uno frente al otro,
cuando la piel tersa se fue amilanando,
cuando ya el abrazo aflojó su cincha,
nuestras horas fueron
haciéndose largas, largas, grises,
los deseos, vanos, eran devaneos
que pronto acababan en triste parodia
cuando no en tabernas pasando el mal trago,
nuestras borracheras
ya no eran de vida sino de gintonics
que a veces ahogaban las penas y a veces
eran el preludio de una noche negra,
nuestras carcajadas
sonaban sardónicas, el espejo sucio
en que se miraban tus labios resecos
se resquebrajaba, como las paredes
que no eran paredes sino trampantojos.
Igual nuestra vida,
desnudos quedamos, sin apenas nada
más que unos recuerdos ya desdibujados
de mar, de arboledas, todo amortajaba
nuestro amor de morgue.
Y nos supo a mucho.
Aquel viaje nunca lo hicimos con ganas.
—Vámonos a Roma, dijiste un buen día.
—Pues vale, te dije como si nos fuéramos
al supermercado.
Yo hice las maletas y fui a por tabaco.
Tú no hiciste nada. Tan sólo te fuiste
con tu gabardina a buscar el pan.
Y nunca volvimos. Lo dicho: lo justo,
no voy a negarlo,
no crecen amores en campo agostado.
No me llames más.
miércoles, 17 de marzo de 2010
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26 comentarios:
De vez en cuando navego en las aguas de los Blog, buscando poesía que me mueva el pensamiento. Hoy, te encontré y puedo señalar que el escrito es magnífico, redondo, me ha encantado.
Un abrazo.
jose zuñiga en estado puro
ni mas, ni menos
Y ahí estás tú, en estado puro, como dice Chema.
Me alegra poder decirte cosas bonitas.
Ta muxus. Soco
tengo pendiente ir a Roma, seguro que el viaje me sabe a poco; me suele pasar con lo bueno y con tus versos
un beso
Cuánta razón hay en tus versos
cuando el amor está presente
todo sabe a poco...
y poco sabe a mucho...
Un beso, un placer encontrarte!!
Gracias por tu comentario Jose. Al otro lado del mundo te espero siempre que quieras.
Yo, seguro, que seguiré viniendo por aquí.
Ya echaba en falta uno de estos poemas tuyos de largo recorrido. Y lo de los comentaros es una chorrada, que lo sepas.
Cuando estamos en los momentos algidos todo nos sabe a poco.
Nos bebemos la vida.
Cuando todo se convierte en rutina, funcionamos como automatas y no queda ilusion por nada, todo sabe a mucho.
Nos bebemos gin tonics.
Excelente texto.
Nos beberán otros y les serviremos con gusto, sin regusto del pasado.
vaya historia vital, y estoy seguro que auténtica maestro, es muy bueno para que negarlo, eres tú y sólo tú.
Pues qué bien que hayas llegado aquí, Taty! Gracias por tus palabras.
¿Consegiré tener un estilo propio alguna vez? De momento estoy como en estado gaseoso, Chema.
Gracias. Un abrazo.
Y a mí oírlas, Soco.
Y bessos.
Te vas a empachar, Ana, sobre todo si vas al vaticano.
Prefiero que te sepan a poco mis versos
Y bss.
Así somos de contadictorios, Sensaciones, gracias por pasarte por mi cas, que es la tuya.
Ahí andamos, Jorge, seguimos en contacto.
Un abrazo.
Pues bueno, Pepe, me alegro.
Gracias, Jorge, creo que esa es la idea y me alegro si la he transmitido bien. Y más si te ha gustado.
Abrazo.
Pues a mí que no me beban.
Auténtica no es, volti, ya sabes que yo soy en mis poesías pero no cuento mi vida (bueno, a veces sí), sino mis sentimientos.
Se ve que me quieres, me halagan tus palabras. Ay, vanidad!
Abrazo.
Pues a mí me sabes tan bien...
Que estás que te sales querido Zuñi.
Te abrazo, feliz madrugada.
Ojo con tus papilas gustativas, Bego!
Besazo.
cómo alivia la soledad después del amor cansado
Ufff!, no lo sabes bien, Santi.
Amor, desamor. Las historias se repiten siempre con matices, eso sí.
Es un poema con estructura de novela y me ha gustado especialmente la parte central que es perfecta de ritmo.
Estupendo Zú.
Pues la verdad es que sí, me salió en tono narrativo, Ble. Me alegra que te guste.
Bs.
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