sábado, 6 de marzo de 2010

imágenes

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No soporto ver hambre
(sentirlo, no lo sé).

Voy a apagar la tele,
que me duelen las moscas

y una araña
recorre
mis rodillas

ya de por sí postradas.

6 comentarios:

Rafael Arenas García dijo...

El exceso de empatía puede ser mortal. Hay que tener cuidado. Una vez leí que una escritora francesa (no recuerdo cual) era extremadamente sensible. Cuando estaba en la Universidad, allá por los años 30 del siglo XX, una compañera se la encontró sollozando desconsoladamente, cuando le preguntó qué le pasaba la futura escritora le dijo que se había enterado de que había una hambruna terrible en China. Aquella desgracia en la otra punta del mundo casi acaba con aquella muchacha. Para amar a todos es preciso primero educar el corazón y el cerebro, y es tarea que tanto te puede convertir en un santo como en un monstruo.
Un abrazo, amigo.

Jose Zúñiga dijo...

Es una empatía bastante egoísta por mi parte, amigo: el que no quiero sufrir soy yo. Y me hace sufrir ver sufrir, así que no quiero verlo. Al más puro estilo lorquiano (el señor me perdone) del "Llanto...": ¡Que no quiero verlo!
Quiero negar la realidad. No puedo. Sí puedo comer tranquilo si apago la tele.
Abrazo.

emilio dijo...

Agobio tal vez o melancolía en una tarde apática.
En todo no te postres, que la tele no es tan mala... jajja.

Un abrazo.

Jose Zúñiga dijo...

Joder, Emilo, un horror. Sobre todo a los postres.

Ángel Muñoz dijo...

la verdad maestro, me sorprende la variedad de registros cada vez que me dejo caer por tu blog, este poema es buenísimo, me lo llevo a mi blog hoy si te parece, un placer.

Jose Zúñiga dijo...

Para eso me sirve el blog, ya lo sabes, volti, para ir dando tumbos de registro en registro que nada tienen que ver uno con otro. Lo peor vendrá luego, cuando tenga que escoger para haer los poemarios...
Qué bien que te haya gustado.

Un abrazo