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Ahora enfilo la llama,
hacia la entraña vuelvo, animal
entre los animales retorno a la caverna,
vuelvo a la entraña blanca
donde se han recogido tantos ciervos
y yo desnudo, fría tú,
piedra tú, hueso tú, sí,
alimaña entre las alimañas.
No apartes el cuchillo,
ya es la llama erección entre las zarzas.
REVISTA TURIA. Núm 152. Pág. 250 y sgtes.
Hace 2 días
10 comentarios:
como no escuchar la voz que me trae la desnudez que habita entre las zarzas
besos en llamas
ahí, muy bien,
buscando senderos nuevos, decir con otro tono,
incombustible
un abrazo
eso es zuñi, sigue sorprendiendo, aunque le noto un tacto algo bíblico, con eso de la zarza, lo siento, no he podido evitar oir hablar a la zarza, jejejeje.
De las entrañas nacen las mejores heridas, las que nos harán las zarzas, luego nos lamemos la sangre, pero son necesarias.
Fuego y frío; frío y fuego. ¿de qué otra manera se puede hablar de la muerte? Y el tono bíblico que Voltios ya te ha señalado... se me ocurren ideas terribles leyéndolo. Esa entraña, esa entraña que nadie ha visto... ahí se pudren los cadáveres de los ciervos sin llegar nunca a descomponerse, sin que los gusanos acaben su labor. La carne putrefacta no deja ver el hueso; y este nunca da paso al polvo; y jamás llegará la reconfortante nada; tan sólo gusanos sobre los cadáveres de ojos abiertos de los ciervos que se lanzaron, ingenuos, a la llama que les engañaba desde la zarza.
La sólida estulticia de la nada.
Me gustan especialmente estos poemas tuyos de resonancias bíblicas y místicas (de nuevo san Juan de la Cruz y su ciervo, tan diferente, sin embargo, al tuyo -o no, sabe Dios, todo es posible en poesía). Disfruto mucho leyéndote, amigo Zúñiga.
La zarza incombustible, cuánto quema,
Ya lo sabes, Chema, buscar, aprender, siempre.
Gracias por tu alento.
Es la biblia en verso, Ángel! Se me cruzaron dos escenas bíblicas: la zarza encendida incombustible y el sacrificio fallido de Abraham, bueno, de David, que era la víctima. Y en vez de mística, me salió erótica. Bueno, de eso hay mucho en la biblia.
Si has oído hablar a la zarza ya puedes entrar en el reino de los cielos.
Venimos de las entrañas y a las entrañas vamos, Meri Pas. Y siempre hay sangre...
Bs.
Gracias, Rafael, siempre das en el clavo. Aunque, como le digo a voltios, pretendí un poema de tintes eróticos, me salió un si es no es místico.
Por cierto, tu comentario... un poema en sí mismo. A ver si lo versifico, hombre.
Abrazo.
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