Mis ojos sin tus ojos no son ojos
Miguel Hernández
Hoy leí en el periódico que un árbol centenario
ha sido derribado por el leve latido de tu aliento.
No sé quién lo plantó. El parque está cubierto
por esa blanda nieve de la tarde,
y las huellas del hombre que transita
vestido con su gorro de lana y su bufanda
y sus gafas de sol, no se ven, sólo suenan
sus crujidos de hielo.
No guardo en la memoria, por mucho que comprima
imágenes y datos, el nombre de los árboles que mueren
ni el de quien los plantó. Pero llevo escafandra,
por si acaso me pides que penetre en las aguas
heladas de tu tarde. Yo lo haría por ti.
Tú no sé si lo harías,
siempre te sumergiste a pulmón limpio
y ahora lo tienes lleno de cristales.
Y ya cuaja la nieve, y ya escudriñas
a través de la noche las vías de los trenes
o
el cauce de los ríos en la niebla
o
el armario que tienes que desmontar mañana
o
las flores que sabes que no van a brotar.
Tu mirada escudriña. Pero no son tus ojos
esos ojos que miran a los míos:
tus ojos, Leilah, que tanto me alentaban,
ahora derriban árboles y esconden madrigueras.
Pues acaba conmigo. Haz leña con mi cuerpo.
Te daré así calor y entenderemos
que ha valido la pena.
Con el leve latido de tu aliento
derríbame, sálvame del invierno.
20 comentarios:
APLAUSOS, MAESTRO! Mira que es difícil superarse...No sé cómo lo haces así de fácil. Me llevo a Leilah para recordar cualquier tarde.
No podré aparecer por el Badulake porque casi al tiempo ya me había comprometido en el Diablos. Pero mucha mierda de esa...
Nos veremos, abrazo cordial.
Precioso!
Me gustaría escuchar esos poemas en directo, pero tendré que conformarme con seguir leyendo.
Suerte.
Abrazos. Si el sueño me lo permite, allí estaré.
Hasta pronto.
Ay Leilah, responsable de tu invierno versado.
Espero recuperar nuestra frustada colaboración, caballero Enol. Me inclino a sus aplausos.
Un abrazo.
Habrá que hacer una grabación de los papeles de Leilah, amiga, pero no es lo mismo, claro.
Bs.
Hola, Batania.
"El poeta sólo hace blancos los endecasílabos". Por aquí nievan unos cuantos, aunque los alejandrinos los embarren.
Nos vemos. Un abrazo.
Leilah habita el desierto, cuajado ahora de nieve. No sé hacia dónde van estos copos en forma de poemas. Sólo sé que es invierno, sí.
Bso, verbo.
El invierno nos hace viejos y blancos. Pero el árbol no pierde su virtud ni cuando se hace viejo, ni cuando muere. En el armario están los recuerdos de madera de los plantadores de sueños.
Un abrazo
Chuff!!
Desde hoy tendré mayor aprecio a los armarios, Zen.
los inviernos son fríos y la nieve acurruca pensamientos que se pierden entre versos
y un beso
joder, qué bonito!!
Mis aplausos también, Jose. Es lindísimo.
Versos agazapados, Ana.
Como besos versados en y tres.
Creo que lo bonito es la foto. De ahí salió Leilah. Quién sabe adónde me llevara.
Tiene algo de conmovedor, Soco. No sé por qué. Ni falta que me hace, claro.
Bss alentados.
Cualquier comentario que pudiera hacer me parecería demasiado pequeño para este poema que es muy grande.
Gracias, María Jesús, Leilah me atrapó.
Bs.
simplemente genial, te eché de menos anoche en el badulake, bien es cierto que me tuve que ir muy pronto, y ya comentó bolo que estabas con los arreglos de lo tuyo, un abrazo.
No sabía que habías estado por allí! Llegué al último tercio (me gustó el tema), cambié de chip y empecé mi lectura precisamente com este poemable.
Esto de ser jubilata pluriempleado es la leche, ay, querer estar en todo...
Hablamos, volti, un abrazo.
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