martes, 10 de febrero de 2009

otoñal

Hoy detengo mi vista en la marea
apenas intuida, iluminada
por la luz otoñal –ya cae la tarde–,
mientras manos tan blancas
encadenan momentos intangibles.
Manos que no acarician,
que no estrechan avaras, sólo dicen
lo que quieren decir: qué azul,
qué infinitud de mar abierto.
Me aturde contemplar tanta belleza
que no puedo alcanzar.

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