Ferlosio Sánchez tiene una facultad extraordinaria: vomita sin esfuerzo varias veces al día. Aunque no come nada. El don no es vomitar, sino lo que vomita: son palabras. Son balas. Igual que si yo me pusiera a decir ahora mismo cosas de tal calibre como esta:
Cada vez más ejemplarmente piadosa resulta hoy en día la respuesta del escita Anacarsis, que visitó Atenas en tiempos de Solón, cuando los atenienses le preguntaban que por qué no tenía hijos: "Por amor a los niños".
Despertar a los muertos, de Scott Spencer
Hace 1 día
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