Ahora están floreciendo los almendros
nieves en primavera.
Azul el cielo,
enfilo hacia el otoño de mis días
floreciendo señuelos.
No será la nostalgia la que empañe
calmas de mis jornadas.
Vivir, instantes:
lo malo y lo algo bueno que fue mío
lo llevé por delante.
No es extraño que todo me parezca
vida y lo olvide todo:
manera es ésta
de alzarme con asombro en la mañana
por la vida que empieza.
Aún habrá largas noches encendidas,
velas llenas de abrazos.
Rumor de vida,
adioses que aletean impacientes
a lo lejos se agitan.
Tanto amé. Sigo amando cuando lanzo
dardos al infinito.
Habito nubes
de lluvia que se nublan cuando siento
florecer los almendros.
REVISTA TURIA. Núm 152. Pág. 250 y sgtes.
Hace 22 horas
3 comentarios:
¿Habría luz sin oscuridad?
Bellísima expresión de un bellísimo sentimiento. Gracias por compartirlo.
Otro de mis favoritos.
La última estrofa, me parece estupenda.
Un saludo primaveral
Soco
He hecho un pequeño esfuerzo rítmico en este poema para intentar acomodarlo al ritmo de mis días.
Gracias, amigos.
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