martes, 10 de marzo de 2009

el escribiente, una noche

Anda cavilando almohadas.
Ventila alucinaciones.
Los puntos bajo las íes,
parda mordaza.

Esparce ingeniosas trampas
que las palabras esquivan.
Los puntos suenan aparte,
negra coraza.

Nunca se fijó en las ramas
que penetran sus paredes.
Hoy son puntos suspensivos,
gris amenaza.

Esta noche el viento canta
el cantar de los cantares.
En punto suenan los puntos,
ocre tenaza.

Aventura frases vagas,
apuntala algunos tropos,
apunta puntos perdidos,
roja carnaza.

Ya se inquieta, se levanta
de su silla el escribiente;
el punto y coma se esconde,
morada caza.

La mano que flota ahogada
sobre la página en blanco.
Los puntos ya son finales:
blanca mortaja.

2 comentarios:

cieloazzul dijo...

una prosa excelente!
besos!!!

nuria ruiz de viñaspre dijo...

acabo de encontrarte, mientras escucho canciones
encantada