Ayer volví al bareto.
Estaba lleno.
Yo me sentí vacío
como cuenco sin agua.
Los ídolos, de barro,
espejismos
de cristal sin azogue.
No volveré al bareto:
amo sin amo,
el amor puede más que la canciones.
Hoy dormiré tranquilo, espero
descansar en paz.
Y mañana saldré
a darme un buen paseo
por el parque
o por el cementerio.
No volveré al bareto,
no volveré a dejar
que me hagan trampas,
que jueguen
con las cartas marcadas.
Todo me ha parecido
una mala comedia,
entre la pantomima
y el vodevil barato.
No volveré al bareto.
No lo echaré de menos,
está de más. No más
extravagancias.
Prefiero criar malvas
a tener pesadillas.
No volveré al bareto:
no me siento rebaño
ni hombre de lentejuelas
(me refiero
al plato de lentejas).
Menos bromas.
REVISTA TURIA. Núm 152. Pág. 250 y sgtes.
Hace 19 horas
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