Cuando te hablen de mí no digas nada:
no defiendas a ciegas lo que ignoras.
Cuando te hablen de mí, mejor te callas,
no vaya a ser verdad lo que te digan.
Cuando te hablen de mí mantén la calma
y, aunque llores, no bajes la mirada.
Cuando te hablen de mí traga la rabia,
no des pábulo alguno al pregonero.
Cuando te hablen de mí salva la cara
pero no digas nada. Calla, calla.
Cuando te hablen de mí llégate a casa
y escúpeme a la cara.
REVISTA TURIA. Núm 152. Pág. 250 y sgtes.
Hace 19 horas
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