Aunque tengo una historia
bastante larga que contar,
seré breve esta vez:
soy Virgo y funcionario;
me casé; tengo hijos,
nietos, sobrinos (padres,
tuve); veo pasar
los días y las noches
como quien oye lluvia,
y en este sanatorio
donde me han encerrado
dan muy bien de comer.
En resumidas cuentas,
esta es toda mi vida.
Despertar a los muertos, de Scott Spencer
Hace 9 horas
8 comentarios:
Bien por la síntesis, te quedas con ganas de saber más; que me imagino que era el objetivo. Veo al sujeto poético en ese sanatorio, tecleando, dando forma a un mundo. Y, claro, un día la habitación está vacía -quizá completamente vacía- y los médicos y enfermeros se preguntan ¿dónde está? y uno ve un pendrive en el centro de la habitación, lo conectan a un ordenador y...
Ja, ja, me he dejado llevar. Si es que no puedo poner a comentar, que me enrollo mucho; pero que sepas que siempre te leo. Si algún día dejaras esta maravillosa costumbre de regalar un poema diario, a muchos tendrían que tratarnos de síndrome de abstinencia.
Saludos.
¿recuerdas la canción "hospital" de alaska y dinarama que versionó urquijo con los problemas? me has traído a la mente la imagen de enrique cantándola el día que le conocí en el sanatorio
un abrazo
Mientras se coma bien y se escuche la lluvía...
;))
besos
Me encanta ese síndrome, Rafael. Y ese rollo. Tus comentarios siempre me enriquecen.
Seguré con este afán diario mientras pueda, algo quedará entre la morralla.
Un abrazo.
Pues ya te contaría de sanatarorios y Enrique, amigo Santi...
Di que sí, Gata, panza llena y dolce far niente, qué más puede pedirse.
bs.
yo no te leo con lluvia poeta,
un beso arco iris
Inés: me voy a hacer adicto a tus apostillas. Un beso.
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