Hurgas en los bolsillos de mi estómago,
escudriñas los pliegues de mi piel,
te aventuras
a penetrar la cueva de mi ombligo,
te adentras en la noche de mi cuerpo,
me sometes
a una exhaustiva exploración,
navegas mis arterias, curioseas
milímetro a milímetro
mi intestino delgado, mis adiposidades,
los enemas de mis cuerdas vocales,
mi pelo, mis verrugas,
mis entrañas, te escurres
como una lagartija por la médula
de mi espina dorsal,
repasas mis amígdalas, mis tímpanos,
palpas en mis testículos,
profundizas
en mis fosas nasales,
no sé qué andas buscando: si algún resto
de aventuras pasadas,
si alguna huella de mujer perdida,
si algún rastro de mí que echas en falta
con tanto ir y venir.
Pero no hallarás nada, estoy vacío,
por mucho que me explores
me encontrarás vacío aunque te tenga
dentro. Sólo hay aire.
Despertar a los muertos, de Scott Spencer
Hace 9 horas
8 comentarios:
A lo mejor encuentra un genio.
el vacío y la nada son el lugar del amor
Hoy que me ha dado por estas cosas del ciberespacio y sus confines te confieso que eres todo un descubimiento Zúñiga.
No sé si sabes de mi inmensa admiración admiración Por Billy o por Ernesto Pérez pero tu con tus poemas...
Qué bueno, me ha encantado esta lección clnínica y lírica, felicidades.
Un fuerte abrazo.
Amiga infinita, puede que sea una botella, pero creo que no. Ni la lámpara de Aladino. Lo que te digo: aire. Y mucha sangre, mira, no había caído.
Bss.
Santiago: suerte que tienes de saberte el lugar. Yo sigo buscando, aunque tampoco me quejo.
Abrazo
Mira, Amparo, que me vas a subir el ego y no quiero. Bueno, quién sabe, a veces no viene mal un empujón.
En serio, me siento honrado con tus comnetarios, entre otras cosas precisamente porque son tuyos.
Bss.
La lírica siempre se llevó bien con la anatomía, Begoña. Aunque pudiera no parecerlo.
Bso.
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