... pura deconstrucción, sombra nada más, recuerdo de un olvido, aceptarás la ofrenda del cuerpo hecho pedazos, corpus christi para que me escupas, para que me lamas, para que me mires, para que me empales, ¡oh, verdugo amado!, para que cabalgues libre sobre mis ingles, ¡mi amazona!, a ti me ofrezco. Desde los inhóspitos meandros en que habitan las ratas hasta la claridad abrasadora de tu zarza encendida, tuyo, tuyo.
Ahora ya sabes para qué han de servir el látigo y la pluma que escondimos: me entrego destrozado pero al fin recompuesto, niño otra vez, limpio otra vez,
tuyo, tuyo, tuyo.
Despertar a los muertos, de Scott Spencer
Hace 10 horas
15 comentarios:
Qué bueno, el látigo y la pluma, eso es, y la pureza...
Gran abrazo, maestro.
Hace tiempo leí estas palabras. Explotaron y desaparecieron. Ahora vuelven a materializarse. Qué misterio explicará su creación, su publicación, su desaparición y su reencarnación.
El misterio, la clave de toda la literatura...
me encanta, josé luis, me identifico mucho, me gusta esa entrega absoluta y desmedida, fatal, ya sabes que yo escribo a veces del mismo modo, me alegra encontrar a alguien que comparte esa desesperación viva en el verbo
Eso de "¡oh, verdugo amado!" me llegó al alma... yo y mis cositas. Pero es que a veces es así y duele y es hermoso al mismo tiempo.
Besazo
A la purificación poe el fuego, Begoña.
Vista de lince y memoria de elefante, Rafael: sí, este poema estuvo por aquí un par de horas hace ya tiempo y lo quité, porque ecribí otro que me apetecía más. Ahora vuelve con (ligeras) modificaciones.
Santiago, así somos. O así nos escribimos, que viene a ser lo mismo.
Si es que algo masocas somos, Mayte...
Vine una vez, leí tu Patio de colegio y te puese en favoritos, pero mi despiste de nacimiento y mi lucha, en los últimos tiempos, con el minutero me han tenido alejada durante más de un mes. Imperdonable, a todas luces imperdonable, porque hay mucho y bueno de que disfrutar en este blog.
Saludos, Jose.
Le he estado leyendo y ha sido agradable. Me ha gustado su poesía.
Fue un gusto conocerle ayer.
Un abrazo.
Gio.
Bienvenido sea el reencuentro, Ana. Así andamos todos, peleándonos con el minutero. Yo me acabo de apuntar como tu "seguidor", espero leer con calma.
Bs.
Qué bueno, Gio, un placer verte por aquí. Y espero repetir encuentros.
Eso sí, aunque uno sea muy respetable, no lo es más que usted, caballero, así que apee el tratamiento, plis.
Abrazo.
mío, mío en este poema
que entrega de látigo y pluma, te leo desarmado.
¿quién no aceptaría esta ofrenda?
mucho besos
Verás que yo también estoy leyendo tus comentarios hacia a trás, Inés. Tiene su cosa.
Me voy a abrir un blog de estos y te vas a enterar, amigo.
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