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Para que pueda ser he de ser otro,
salir de mí, buscarme entre los otros,
los otros que no son si yo no existo,
los otros que me dan plena existencia,
no soy, no hay yo, siempre somos nosotros,
la vida es otra, siempre allá, más lejos,
fuera de ti, de mí, siempre horizonte,
vida que nos desvive y enajena,
que nos inventa un rostro y lo desgasta,
hambre de ser, oh muerte, pan de todos.
sábado, 3 de abril de 2010
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12 comentarios:
...
ser uno e intentar ser otro: máxima dificultad
...
Yo es otro. u otros...
La identidad es el tema central de la obra de O. Paz. Apasionante, no?...
Saber hacerlo es lo difícil.
Saber llegar es ya imposible, siempre nos pilla descuidados, así es la vida.
Un abrazo.
Paseo por nueva york, me cruzo con ¿200 personas? solo esas existen para mi. Hay 12 millones de seres inexistentes.
¿Cuantos de ellos me han notado?
La idea me recuerda algún poema tuyo, Jose; pero me gusta más el tuyo. En el de Octavio Paz está la idea; pero no el poema. Lo poético apenas asoma en los tres últimos versos; los siete primeros es una reflexión, interesante; pero no creo que sea un poema.
En el tuyo, en cambio, está la vida, la carne, la realidad, el asombro genuino, no pensado.
"Gris es toda teoría, y verde el dorado árbol de la vida", sigue siendo verdad la frase de Mefistófeles.
Un abrazo.
Qué gozada tener el poder del desdoblamiento y observarnos, no?
Pero tengo una duda, ¿seríamos objetivos?
Buen poema.
Un abrazo
Ponerse en el lugar del otro es difícil pero sabio, Virgi. Ser el otro ya es el sumum...
Bs.
Ciertamente, Soco. Habrá que volver a Octavio.
Bss.
Ser el otro y ser tú y que el otro sea porque eres tú: complicado, Emilio. Aunque O. Paz lo plantea en un plano más bien metafísico.
Abrazo.
Esa sensación no ya de que no te miren, peor: de que te miren sin verte. Como si estuvieras siempre fuera de lugar. A mí me pasa, Jorge.
Abrazo.
Debo dejar constancia de que Rafael y yo nos tenemos mutuo aprecio, pero no le pago por decir estas cosas. Sólo le doy las gracias.
Gracias, Rafael, uno se alegra cuando ve que sus poemas son leidos, interpretados, apreciados.
Abrazo.
Yo creo que no, Emibel, no lo seríamos, no lo somos nunca.
Bs
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