sábado, 13 de junio de 2009

ventanas, 14

No hay muerte
que no canten
campanas.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

"doblan por ti, no preguntes por quién" (algo así dice el poema, ¿no?)

Jose Zúñiga dijo...

Nadie es una isla, completo en sí mismo; cada hombre es un pedazo de continente, una parte de la tierra; si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia. La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas: doblan por ti. (John Donne, "Devotions Upon Emergent Occasions").

Estos versos míos dicen lo que dicen, Santiago, no sé lo que dirán otros. Lo de "por quién doblan las campanas" ya lo escribió Ernest Hemingway en su famosa novela, sobre la base del texto que acabo de transcribir.

Un abrazo.

Maritú dijo...

Y a ellas, quién o qué les canta?.

Hace días que no comentaba Zuñi, pero te sigo y es una gozada.

Petó

Jose Zúñiga dijo...

A ellas tienen el viento, que no es poco.

Ya te echaba en falta, mar i yo.

Bss.

Bletisa dijo...

En el pueblo en el que vivo todavía las campanas tocan a muerte para avisar a los vecinos que de que alguien ha fallecido.
Tocan a muerte o a fuego o a arrebato.
Las campanas tienen voz propia y personalmente me parece un hecho poético.

Jose Zúñiga dijo...

Estoy de acuerdo, Amparo. últimamente ando entre campanarios, cigüeñas y espadañas, a ver...