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Era todo muy triste, eso lo supe luego.
Íbamos al colegio con aquellos
pantalones tan cortos y una prenda algo extraña
con forma de corbata que se ataba
con una goma elástica. En el patio, el recreo
era un parque temático pero sin luz eléctrica.
Bailábamos peonzas, jugábamos al clavo,
a carreras de chapas que entonces cotizaban
tanto o más que un cincuentín de oro,
a veces al pañuelo, siempre al futbol
con balones de trapo, cada vez con un líder
por bando que era el rey de la fiesta.
Llovía sin parar, todos los días,
una lluvia tenaz, torpe, liviana,
que empapaba la ropa, los chalecos de lana
que mi madre tejía con orgullo de madre.
Todo era triste entonces, pero yo lo ignoraba,
yo era un niño feliz a pesar de los curas.
Era normal que cada invierno dieran
la vuelta a los abrigos, y cada primavera
una modista gorda, cantarina,
cambiara a las camisas los cuellos y los puños
desgastados. Los amigos
–ya nos vamos muriendo– eran algo intocable,
para toda la vida. En el cine estrenaban
una película cada dos o tres meses.
Y odiábamos la copla. Más que nada
porque no era sencillo odiar en aquel tiempo:
el odio era pecado y, aunque tampoco eso lo sabía,
te podía costar serios disgustos y algún año de cárcel.
Todo era triste, eso lo supe luego.
Todo era triste entonces y sigue siendo triste,
lo malo es que ahora sé lo que antes no sabía
y siento un malestar tripas adentro
cuando pienso los tiempos felices de mi infancia.
No puedo ser feliz. No quiero
haber sido feliz. Sigue lloviendo
y ahora el agua me cala hasta los huesos.
No tengo en la cabeza más que muertes
de efectos especiales,
algunos muertos vivos y una espesa
sensación de vacío. Muchas veces
me despierto en la noche envuelto en nieblas
de traición o de olvido. Me tomo dos pastillas
y me vuelvo a dormir; y me regreso
al patio del colegio, allí están todos.
jueves, 8 de octubre de 2009
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26 comentarios:
he llorado.
si supieras cómo me recordé.
aquí estamos, con los muertos, la tristeza
la alegría, a veces,
la lluvia persistente
alguna que otra vela
dos pastillas
y un patio.
abrazo, José. simplemente, y por su terrible nostalgia y belleza, un gran poema.
los recuerdos están escondidos en las añoranzas de tu memoria, los revives cuando escribes
Qué grande, Zuñi.
Me ha encantado.
De verdad.
Ay Jose, la infancia... el patio, la higuera, la sonrisa de mi madre, mis únicos zapatos rojos, los cuentos de Pablo, la magia, los imposibles... pero tan feliz...
UN beso y dos lágrimas. Soco
Lo siento así...yo también estaba allí, en otro patio, con otros juegos, sobre un patio gris lleno de cuerdas de saltar y elásticas...No llevábamos corbata pero los uniformes tenían gordos leotardos que nos picaban las piernas para que no escapárabos del suelo.
Hoy quizá el patio, ya no es gris y está lleno de colores, pero la lluvia al caer sigue calando igual, sobre la misma gente de entonces.
Echo de menos aquellas viejas costumbres de tener amigos para toda la vida y el apretón que daban cuando te ibas.
Ya lo colgaste una vez aquí de un clavo, ya me removió entonces, hoy ha vuelto a hacerlo.
Besitos
Jo! qué bueno es, me has revuelto mi infancia, me la has puesto patas arriba y me has llevado por un viaje conocido y desconocido al mismo tiempo. Con gran emoción como sólo un gran maestro de las letras es capaz de expresar.
Fuerte abrazo.
Cuando recuerdo la monotonía de lluvia en los cristales y esas tardes pardas y frías...
Sí,cierta tristeza y todavía el dolor de aquella regla que estallaba en mi mano.
No sé por qué me ha venido a la cabeza tus rodilllas siempre con mercromina.
sin palabras amigo, sin palabras, que tendrá la infancia que últimamente nos tiene alterados como la primavera.
y esa lluvia gris, melancólica, pero que deseariamos volver a tener si fuese como la de aquellos días.
un fuerte abrazo.
ZuuuuuuuuuÑi ;)))))))))))))))))))
SALIÓOOO BIENNN !!!!! MEEEJORRRRR !!
Paseé el "tiempo a destiempo" por la clase, de manos a manos, de ojos a ojos, de una fila a otra...GUAAAUUU
Regalé el libro a la profe y a Belén delante de toda la clase con tus saludos para todos y adornándo su presentación con el cartél de fondo de "y allí estaban mis poetas, mis preferidos, colgando poemas por los árboles de Madrid el 4 de octubre"
"Ojalá el otoño que entra nos traiga por los filos de las aulas las hojas de los árboles cubiertas con poemas que estos poetas han colgado en Madrid"
Nos quedó muy bien con la música de fondo y el power point. Belén hizo una magnífica exposición, alegre, desenfadada, fresca...y yo le daba pinceladas a su recital, de aquí y de allí, con el final de tu libro, cerrando capítulo.
Fabuloso. Me siento bien.
Gracias.
Quedamos sólo a la espera de resultado.
Un abrazo.
Bello, no sé. Nostálgico, sí, pero... Gracias, Bibiana.
Ya lo decía Rilke, Ana, entra en ti mismo y te acercarás a la poesía.
Bs.
Elia, me encanta que te encante. Espero tu crítica al tiempo, seguro que me ayuda para el próximo, que ya está en camino.
Beso.
El problema es ése, Soco, fuimos felices en medio de tanta miseria. Ciertamente, no lo sabíamos...
Y ahora toca llorar.
Besos encharcados.
Los amigos, Aurora, los amigos de niño, son para siempre. Es así, aunque sea falso.
Bs
Buena memoria tiene usted, señora gata, lo colgué del clavo el día 4 de mayo y tú lo comentaste como el 7. Hoy sentí la necesidad de volver a colgarlo, con ligeros retoques (algún detalle que no aportaba nada lo he suprimido). Es como su hubiera tenido que escribir el mismo poema, esas cosas pasan.
Bss.
Y fíjate, Ángel, que hasta hace bien poco la infancia no la tocaba en mi poesía. Debía de estar bien escondida. Ahora ya no. Vuelvo al orígen.
Salud.
En próximo meto la mercromina, las plantillas y las gasas, Pepe.
Así vamos, Bego, hurgando en lo más nuestro. Lo que duele y a un tiempo reconforta.
Bso.
La regla, palmetazo, ¿en la palma o en los dedos, Manolo? En los dedos era peor.
Gracias por la visita.
Me deja buen sabor de boca lo que cuentas, Aurora.
he entrado a leer tu poema zu esperoque no te moleste me lo recomendo bleti
sabes describes muy bien la infancia de nuestra generacion joer lo clavas
ka
¿Molestarme, Ka? Me alegra mucho. Leo tus comentarios en el blog de Ble y siempre me he quedado con la intriga... Ahora llegas aquí. Pues bienvenido.
Un abrazo.
no tomes pastillas: vente aquí a escribir
un abrazo
Buen poema de regresos, Zúñiga.
No es malo regresar de vez en cuando.
Un abracete.
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