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Y una vez lo digo
y una y otra más,
cien si es menester
lo digo, diré,
graznaré, lo grito
a gerundio vivo.
Cavilando vengo
desde hace unos días:
rapaz, carroñera
de blablablerías,
quebrantapalabras
de los arrabales,
dónde.
Lo digo: en esencia
nunca tengo nada
que decir.
(Así que estoy pensando seriamente en un pequeño descanso, como Zen y Emilio, que me ha afectado mucho. Luego anuncio lo que sea)
REVISTA TURIA. Núm 152. Pág. 250 y sgtes.
Hace 1 día
8 comentarios:
Pues a mí lo de Zen también me ha afectado...
vaya! a descansar llaman.
Un abrazo.
Hoy he sentido especialmente tristes tus letras, ahogadas en la calma rutinaria que asoma entre las hojas de los árboles cuando el viento eleva su voz...
Un beso que te acompañe
yo también lo pienso a veces, no creas maestro.
Pronto seguiré el rumbo, sí.
Hoy has demostrado una gran intuición, Ana
Lo croe, Volti, habrá que poner remedio.
Descansar siempre es bueno y necesario, maestro Zúñiga. Sobre todo para recargar la batería y limpiar impurezas. Y nadie mejor que uno para saber cuándo es el momento y hasta cuándo ha de prolongarse el ayuno. Que sea siempre breve, es mi deseo.
A veces ocurre en la bloguesía ¡y en la misma vida!!! el efecto dominó, pero no creo que sea tu caso. Siempre nos reponemos tras varios días.
Nada mejor como bajar el ritmo, levantar el pie del acelerador y circular disfrutando del paisaje, pero seguir circulando por favor. Es un deseo.
UN ABRAZO.
Malos tiempos,amigo Victor, agradezco tus palabras. Aunque ne temo que, por más que quiera, no tengo remedio y seguiré escribiendo. Sigo, aunque no todo lo subo, total, mierda.
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