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Pergeño estas palabras
como perpetro un crimen: a escondidas.
Tendría que decirte, pero no te diré,
que no te quiero
tanto como se quieren los almendros,
tan sólo como puede
querer un hombre puedo
querer y quiero. Y no te quiero a ti,
no sólo a ti, que quiero
también a los banqueros
y a los muertos.
El ruido de una época, de Ariana Harwicz
Hace 8 horas
15 comentarios:
a los banqueros se les quiere menos, esos saben mucho
un beso
De palabras asî, a escondidas, estâ hecha la poesîa.
Un abrazo
estoy de acuerdo maestro, pero son maneras de querer muy distintas.
los unos a los otros como yo os he amado (igual amar a los banqueros resulta rentable, bien visto)
¿y se dejan querer?
jaja...
Un abrazo.
Realmente, prefiero a los muertos, Ana.
Muy escondidas, Leonardo. Mucho.
Es que del amor al odio...
Un abbazo, volti.
Ya lo creo que se dejan. Como los vampiros.
... y al César lo que es del César, Santi. Ahora que caigo, también hay banqueras.
¿A los banqueros? Sólo a un amigo que tengo de la infancia, cuando se quita el traje y, de vez en cuando, volvemos a tocar las guitarras, como hacíamos antes. Doble vida. Por las mañanas es alguien temido, por las tardes el niño que fué siempre y que dice saber más cosas de las que le gustaria saber.
Quizá, a casi todos, o a casi muchos, también nos pase algo parecido.
Un abrazo, José.
Me encanta el ritmo.
Qué grande eres, Victor.
Qué bueno, Aurora! Pues bailaremos con los banqueros.
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