domingo, 18 de enero de 2009

a medias tintas

Hoy todo el día ha sido media tarde.
No un tarde cualquiera:
una tarde de agosto en pleno invierno,
de calor mortecino, soporífero,
aunque sin moscas ni rumor de grillos.
Ha sido todo el día media tarde,
desde al amanecer hasta que bien entrada
la noche he despertado de la siesta.
Por eso hoy, que es domingo, no he ido al cine.
Y lo mismo fue ayer,
sólo que a media noche,
y no era día sábado, sino noche de lunes
que me pasé sentado frente al televisor.
El viernes se me fue
esperando llegar al mediodía,
todo el viernes pasó a media mañana
tomándome un café con un periódico
(me quedé sin comer, es lo que pasa
cuando no pasan horas en el día).
Yo creo que fue el jueves
cuando empezó esta historia extravagante
de vivir a mitad de las jornadas,
porque ahora que recuerdo
el jueves por la tarde sonó el despertador.
Y así será mañana: media mañana, intuyo.
Se me pasa la vida buscando las mitades
que voy dejando a medias día sí y día no.

3 comentarios:

Nares Montero dijo...

A mi me pasa exactamente lo mismo!

Rafael Arenas García dijo...

Había tenido alguna vez esa sensación; pero no lo he sabido hasta haberte leído, es lo que tenéis los poetas...

Blu dijo...

FASCINANTE.