No es más que otra derrota
esta aventura que ahora te propongo.
En tus ojos lo atisbo,
como ves tú en lo míos
la sal de tantos mares naufragados.
Dime otra vez que no.
Cuadernos de bitácora
hemos perdido muchos en la vida.
No sé. Nunca tuvimos
el favor de los vientos,
pero tampoco fue tanta la pérdida.
Dime otra vez que no.
Ahora, ya con el tiempo
cargando estas espaldas doloridas,
proyecto nuevos rumbos,
trazo una hoja de ruta
de incierto itinerario, y tú te callas.
Dime otra vez que no.
Ya sé que está la nave
atracada en el puerto, a buen recaudo
de torvos oleajes,
y que este fue tu sueño
desde aquel, ya remoto, primer viaje.
Dime otra vez que no.
Ya sé que no es momento
de dejarse llevar por cualquier pálpito
y eso es lo que te ofrezco,
y tú aprietas los dientes
y te tragas tu propio sacrilegio.
Dime otra vez que no.
Ya sé que no hay historias
que valgan lo que vale ese momento
en que tus labios buscan
con sosiego mis labios
sin tener que escrutar el firmamento.
Dime otra vez que no.
Desventurados piensas
los días que nos quedan. Las mareas
se agitan en tus ojos
con abisal tristeza,
y en los míos son lágrimas ajenas.
Dime otra vez que no.
Dime otra vez que no,
y emprenderé mi viaje solitario:
ya no tengo argumentos,
ya no puedo pedirte
que compartas conmigo más naufragios.
Dime otra vez que no.
Despertar a los muertos, de Scott Spencer
Hace 2 días
2 comentarios:
Genial!
"... ya no tengo argumentos,
ya no puedo pedirte
que compartas conmigo más naufragios."
Chapeau.
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