Escupió una ladilla, se pellizcó las cejas,
se calzó los dos guantes ávido de boxeo:
fue (y no lo supo nunca) su momento de gloria,
ése que algunas veces tienen todos los tristes.
Lo que queda:
http://jlzuni.blogspot.com/
Despertar a los muertos, de Scott Spencer
Hace 6 horas
6 comentarios:
me encantooo cuantas veces he querido calzarme los guantes he ir con valor... todo menos escupir jajajaja pero q forma tan magnifica de describir el momento!!
un beso
para vivir momentos de gloria hay que estar ávido de tenerlos...
José diste con la clave.
mil besos
Sylvia, con la rabia no ecupes salivazos, sino metralla. El de los guantes, ni eso...
Amiga Inés, de verdad que aquel fue un momento poco glorioso para el interfecto.
Bs.
Me desacomodaste la quijada
Ay menos mal que los hay alegres como tú...
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