sábado, 18 de julio de 2009

marea viva

Son vivas las mareas que azotan estas costas.
A veces está a punto nuestra pequeña barca
de irse a pique, azotada por las olas furiosas
que finalmente acaban muriendo mansamente.

Son vivas las mareas. Las velas y aparejos
rechinan en la noche preñada de relente
y vemos, desde el bosque, cómo resiste apenas
el velero el envite sin tregua de las aguas.

Echemos aquí el ancla. Embarranca conmigo,
desguaza nuestro sueño a golpe de caricias.
Vente conmigo, asómate a los fondos abisales
una postrera vez y encalla entre mis brazos,
luego.

Descansemos,
descansemos ahora, precisamente ahora,
en el preciso instante en que se acaba el tiempo
de recalar en puertos más seguros;
cuando ya hemos vivido
tanto vaciamiento que apenas quedan fuerzas
asómate al abismo conmigo, junto a mí,
nuevamente conmigo, y descansemos.

Antes de vaciarnos definitivamente
en mi tú, en tu yo, en tu cuerpo mi cuerpo
como el tuyo en el mío;
después de sortear tanta corriente
traicionera, tanto oleaje,
tantos
cánticos de sirena que quisieron
llevarnos hacia lo más oscuro,
hay que lanzar el ancla por la borda.

(No me pienses.
No me pienses cobarde.
No me pienses cobarde por quererte).

Sí, vida mía, echemos aquí el ancla
y con ella los fardos y equipajes,
todo el lastre que sobra,
tan inútil.

Aquí se acaba el viaje,
anclemos el adiós junto a la orilla
en plena pleamar, la marejada
nos dejará varados en la arena
y así despertaremos en nuestro camarote:
plenos
de luz y de aventuras como bravos guerreros
tras la incruenta batalla. No me pienses.
No me pienses cobarde.



"Lo que queda"
http://jlzuni.blogspot.com/

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Cobarde y un mierda. no te me escapas.

Rafael Arenas García dijo...

Todos estos poemas donde tan presente está el mar me están gustando mucho. En este, en concreto, me ha venido a la cabeza aquello de "como una frágil barca a punto de zozobrar así mi alma se agitaba en aquel mar..." (o algo así, cito de memoria) que en algún lugar está de la Comedia de Dante. La idea del viaje, del fin del viaje, de la barca desguazada en la orilla ¿del paraíso? El mar es del norte ¿no? No sé por qué se me ha metido en la cabeza que este mar es el Cantábrico, el mar de mi infancia y de mi adolescencia, y también de mi primera juventud.
Saludos.

Jose Zúñiga dijo...

Admirable, Rafael, no te fallan tus intuiciones. Eeste mar que se escucha en mis últimas entradas es el Cantábrico, sí, es "mi" mar. Ahora lo escucho a lo lejos desde el bosque donde paso unos días.
Y ese final (aunque lejos de mí el Dante!) siempre lo pensé como un comienzo. No sé si esto es el paraíso, pero se está aquí muy a gusto.
No suelo frecuentar los registros bucólicos, no me salen. Pero el mar y el bosque se cuelan en mis versos, como bien apuntas.

Un abrazo.